Aproximadamente las mismas cantidades de dióxido de carbono y gas metano se liberan para producir una libra de carne orgánica y una libra de carne no orgánica, según cálculos de un trío de investigadores alemanes de la Universidad Técnica de Munich, la Universidad de Greifswald y la Universidad de Augsburg.

En su artículo publicado en la revista Nature Communications, los científicos describen su estudio sobre el impacto de la producción mundial de alimentos en el cambio climático y lo que encontraron.

Para ello los científicos calcularon las emisiones producidas durante la fabricación de carne regular y orgánica, es decir que no ha sido tratada por ningún proceso de la industria cárnica como el uso de hormonas, antibióticos y anabólicos, así como alimentos de origen vegetal.

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Al observar la producción de alimentos, los investigadores clasificaron los productos alimenticios en tres categorías principales: producción de carne convencional, producción de carne orgánica y producción de alimentos a base de plantas.

También tomaron en cuenta las emisiones producidas durante las diferentes etapas del proceso de producción: emisiones producidas durante el cultivo y procesamiento de alimentos y fertilizantes, por ejemplo, y el metano liberado por los animales y de su estiércol.

Descubrieron que las reducciones de emisiones de los animales cultivados orgánicamente, en los que no se usa fertilizante para producir alimento, a menudo se compensaban con aumentos en la liberación de metano debido a tasas de crecimiento más lentas y la necesidad de criar más animales, ya que los animales alimentados orgánicamente tienden a producir menos carne.

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Esto llevó a que encontraran muy poca diferencia en las emisiones entre la carne de vacuno producida convencionalmente y la carne de vacuno cultivada orgánicamente. También encontraron que los pollos cultivados orgánicamente producían un poco más de emisiones que los cultivados de manera convencional.

Sin embargo, en contraste, se descubrió que la carne de cerdo orgánica genera menos emisiones que las producidas por la fabricación de carne de cerdo común.

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"Esperábamos que la agricultura orgánica obtuviera mejores resultados para los productos de origen animal, pero, en cuanto a las emisiones de gases de efecto invernadero, en realidad no hace mucha diferencia", dijo Maximilian Pieper a The Guardian, de la Universidad Técnica de Munich y quien dirigió la investigación.

Los investigadores sugieren la necesidad de impuestos a la carne que reflejen el costo ambiental de su producción. Calcularon que los aumentos requeridos en los precios pagados a los agricultores para cubrir los costos climáticos. Esto llevaría a un aumento de alrededor del 40% en los precios de tienda de la carne convencional.

El aumento de precio de la carne orgánica sería de alrededor del 25%, porque es más cara en general. La leche convencional aumentaría en aproximadamente un tercio para los compradores y la leche orgánica en un quinto, pero el precio de los alimentos vegetales apenas cambiaría.

La investigación analizó la producción de alimentos alemana, pero los científicos dijeron que los resultados serían similares para cualquier país de la Unión Europea. (I)

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