Unos 60 operarios municipales realizan la desinfección de posibles rastros del coronavirus SARS-CoV-2 en áreas públicas de Guayaquil.

Ellos usan unas moto mochilas fumigadoras con las que rocían un líquido al hacer un barrido de varias cuadras en zonas específicas.

"La desinfección se está haciendo donde hay acumulación de personas, donde hay afluencia de personas, donde el contagio puede ser más grande", indica Omar Tovar, jefe de Control de Vectores y Epidemias, de la Dirección de Salud del Municipio de Guayaquil.

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El paso de las brigadas de desinfección llama la atención de ciudadanos. En un video promocional de este trabajo que tiene la leyenda "Los Cazavirus", una mujer dice que esa limpieza se debe realizar siempre para cuidar la salud de las personas.

"Lo que queremos evitar es que las personas se contagien tocando pasamanos, puertas, cualquier tipo de superficie y eso es lo que combatimos", dice Tovar.

Nuestra Jefatura de Control de Vectores recorrió realizó jornadas de desinfección en varios sectores de la ciudad para la seguridad de los guayaquileños. #NoTeConfíes, la pandemia sigue. pic.twitter.com/pR4CxT6eRC

Esta es una de las acciones que el cabildo porteño ejecuta para contener la transmisión de la enfermedad. Días atrás, la Mesa Técnica de Salud del municipio informó sobre un aumento de casos sospechosos y casos confirmados entre las semanas epidemiológicas 50 a 53 (28 de diciembre al 3 de enero).

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  • Casos sospechosos: de 8.6 a 11.51, detectados con prueba rápida.
  • Casos confirmados: de 0.95 a 1.3, detectados con prueba de PCR.

Guayaquil registra 19.636 casos positivos de COVID-19, según los registros del Ministerio de Salud Pública (MSP) del 6 de enero de 2020. A nivel nacional, se contabilizan 217.377.

Sectores bajo el protocolo de desinfección

Entre los sectores cubiertos por este servicio están las entradas y parqueaderos de centros comerciales, mercados, calles y avenidas con gran afluencia de personas, sectores como Sauces, Alborada, Miraflores, Urdesa, Bahía, entre otros puntos.

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En la Bahía, por ejemplo, la desinfección se hace en tres horarios, refiere el funcionario municipal: 11:00, 15:00 y 18:00.

Un operario rocía el químico al ambiente. Foto tomada de la cuenta de Twitter del Municipio de Guayaquil.

El trabajo de los operarios se maximiza con la ayuda de dos aparatos que tienen apariencia de cañón, conocidos como Dust fighter (uno alquilado y otro de propiedad municipal). Se trata de una máquina que se usa para suprimir polvo u otras impurezas. En el mercado hay aparatos similares por sobre los $ 20 mil.

El área de Control de Vectores y Epidemias lo utiliza para rociar dióxido de cloro -mezclado con agua- a calles, mobiliario de aceras, superficies de locales comerciales, vehículos, cualquier objeto y sitio que esté a su alcance.

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"El dióxido de cloro mata de un 80% a un 90% el virus. Las partículas matan al virus en cualquier superficie: metal, cemento, hierro (...). No tiene ningún efecto dañino para la población", asegura Omar Tovar, jefe de Control de Vectores y Epidemias, de la Dirección de Salud del Municipio de Guayaquil.

Tovar explica que se decidió utilizar el dióxido de cloro por recomendación de un grupo de médicos que asesora a la municipalidad.

"La OMS (Organización Mundial de la Salud) pidió no utilizar el amonio cuaternario", dijo Tovar.

En una comunicación de mayo pasado de la OMS, se advierte que "la fumigación o nebulización de ciertos compuestos químicos, tales como el formaldehído, los compuestos clorados o los compuestos de amonio cuaternario, no se recomienda pues cuando se han utilizado se han comprobado efectos adversos sobre la salud de los trabajadores".

Jornada de desinfección del Municipio de Guayaquil, en diciembre pasado. Los operarios usan mascarilla, pero no llevan guantes, como lo recomiendan químicos consultados por este Diario. Foto tomada de la cuenta de Twitter del cabildo porteño.

Elemento tóxico

Patricio Tituana, miembro del Colegio de Químicos del Ecuador y científico de control de productos en una compañía estadounidense que fabrica kits de diagnóstico de COVID-19, advierte sobre la toxicidad del dióxido de cloro.

"Serviría tal vez el rociado, cuando caiga a las superficies, en la calle, puertas, paredes, podría tener un efecto antiviral, pero el problema es que si es demasiada baja la concentración no va a hacer nada. Es prácticamente echar agua. Hay que recalcar que cualquier ingestión de este compuesto, ya sea por la piel, por las mucosas de la boca, nariz u ojos, puede causar irritación y, en casos graves, quemaduras", detalla Tituana.

Omar Tovar, de Control de Vectores y Epidemias del municipio, explica que un grupo de mujeres avisa a la ciudadanía que se va a rociar el químico: "La desinfección no va al cuerpo, va al suelo, al cemento, a la vereda, a los puestos, a los anaqueles, a las vitrinas, a todo lo que la gente toca".

La química Sofía Iguago, integrante del Colegio de Químicos de Pichincha, añade que el correcto uso del dióxido de cloro es clave para evitar problemas adversos porque entre la población hay personas cuyos organismos no toleran la mínima exposición a ese compuesto.

"Hay personas que no tienen tolerancia, solo con olerlo. Todo depende del estado de salud de la persona, por ejemplo", señala la profesional, quien recomienda que la desinfección se debería realizar en la noche, cuando la circulación de peatones disminuye. (I)