La medida de hecho decretada por los sectores del comercio y transporte liviano (taxis) de Ipiales el lunes pasado continúa sin lograr consensos.

Los manifestantes permanecen por segundo día consecutivo bloqueando los ingresos de esa ciudad fronteriza, ubicada frente a Tulcán, en territorio colombiano. Ellos piden la apertura del puente internacional Rumichaca, cerrado desde marzo pasado.

En las últimas horas se unió la comunidad indígena de Rumichaca a esta acción pacífica que no permite el ingreso o salida de tractocamiones con carga internacional hacia sus destinos.

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Omar Benavides, uno de los líderes del grupo, informó que han mantenido dos enfrentamientos con los camioneros, quienes están pidiendo que les permitan circular para movilizar las mercancías y alimentos.

Los motoristas denuncian que existen productos perecederos que están atascados y que no pueden llegar a sus lugares de destino. Desde Colombia venían hacia Ecuador cítricos; mientras que de Ecuador están represados en Ipiales: cebolla, plátano y tomate, que corren el riesgo de fermentarse.

Un primer dialogo con Luis Fernando Villota, alcalde de Ipiales no prosperó, sin embargo el burgomaestre se comprometió a reunirse este martes en Bogotá con representantes del Gobierno colombiano para buscar una solución.

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En el encuentro no solo hablaron sobre la apertura del viaducto, sino también sobre los altos índices de inseguridad que azota a esa jurisdicción, cierre de locales comerciales y supuestos excesos que vienen cometiendo los agentes de tránsito contra vehículos ecuatorianos que logran superar la frontera por fincas que están en el límite interprovincial.

Hoy está prevista una reunión con delegados de la Gobernación de Nariño para analizar la problemática de la frontera en territorio.

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Benavides advirtió que si no son atendidas las demandas no abandonarán la Y de Rumichaca, ubicada a 500 metros del viaducto binacional, y la salida a Pasto.

Los dirigentes de la paralización informaron que más de 600 camiones con diferentes cargas están estancados a los dos lados de la frontera (Tulcán e Ipiales), debido a la presión que vienen ejerciendo en los dos ingresos a la ciudad, donde hay montículos de tierra y unidades de transporte público. (I)