Los nazis expoliaron unas 600.000 obras de arte de toda Europa durante la II Guerra Mundial. Con el pasar del tiempo muchas de estas obras retornaron a sus legítimos dueños, en tanto que aun se desconoce el paradero de unas 10.000. En este último caso se encuentra la Cámara de ámbar, una fastuosa habitación que estaba ubicada en el palacio de Catalina de la Villa de los Zares, cerca de San Petersburgo (Rusia).

El origen de la Cámara de ámbar, apodada "la octava maravilla del mundo", se remonta a 1701 cuando el escultor barroco alemán Andreas Schlüter, arquitecto principal de la corte real prusiana, comenzó a trabajar en ella. Por aquel entonces el uso del ámbar (resina de árbol fosilizada) para la decoración de interiores era algo novedoso.

Schlüter tenía previsto adornar las paredes de una de las habitaciones del Palacio de Charlottenburg, en Berlín, con paneles de ámbar. El sitio era el hogar de Federico I, el primer rey de Prusia, y su esposa, la reina Sofía Carlota.

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El escultor barroco contó con la ayuda del artesano de ámbar danés Gottfried Wolfram. Juntos crearon nuevas formas de trabajar con el ámbar; calentaron el material, lo sumergieron en miel y linaza, antes de trabajarlo en paneles de madera cubiertos con pan de oro o plata y decorados con joyas preciosas.

En 1707, los maestros del ámbar Ernst Schacht y Gottfried Turau, de Danzig, continuaron el trabajo. Ni Sofía Carlota ni Federico I lograron ver la obra completamente instalada en la sala del palacio en 1716, ya que fallecieron en 1705 y 1713, respectivamente.

El zar ruso Pedro I, apodado Pedro el Grande, apreció la obra y quedó maravillado. Para forjar una alianza entre los dos estados, Federico Guillermo I de Prusia -hijo de Federico I- le regaló la habitación al zar. Los paneles fueron desmontados y llevados a San Petersburgo. En 1755, la emperatriz Isabel, hija de Pedro, ubicó la cámara en el Palacio de Catalina en la actual localidad de Pushkin.

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Nuevo hogar y expoliación

Estos paneles se instalaron en un espacio más grande. La colocación de las más de 6 toneladas de ámbar se terminó en 1770. Se estima que el valor actual de la Cámara de ámbar superaría los 300 millones de dólares. La habitación fue admirada por muchos e incluso sobrevivió a la Revolución de 1917. Sin embargo, su tiempo en suelo ruso llegó a su fin en 1941, cuando las fuerzas de Adolf Hitler se acercaron a San Petersburgo -entonces llamada Leningrado- como parte de Operación Barbarroja.

Los rusos intentaron desmontar los paneles para llevarlos a un lugar seguro en el este, pero los encargados notaron que se habían vuelto quebradizos con el tiempo, por lo que temían que al sacarlos se destruyeran. En su lugar taparon las paredes con papel tapiz para que los nazis no la encuentren. Pero el Führer conocía bien la historia de la Cámara de ámbar y consideraba que le pertenecía a Alemania, por lo que ordenó buscarla.

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Los nazis encontraron la cámara y la desmontaron con éxito en tan solo 36 horas. Las cajas con los paneles se enviaron en octubre de 1941 a Königsberg en Alemania en la costa báltica (actual Kaliningrado, un enclave ruso) y la habitación se volvió a erigir en el castillo de Königsberg. Permaneció en exhibición allí durante los siguientes dos años. Ese fue su último paradero conocido de la Cámara de ámbar.

En 1944, la Real Fuerza Aérea británica bombardeó fuertemente Königsberg, incluidos sus barrios históricos. El museo del castillo destruido. El Ejército Rojo tomó ciudad alemana pero nunca se encontró la preciada cámara.

Teorías sobre su paradero

Se cree que la cámara quedó destruida por los bombardeos y los incendios posteriores. Alexander Brusov, el hombre que los soviéticos enviaron para recuperar los artefactos robados en mayo de 1945, informó que en el sótano del castillo descubrió unos objetos quemados a los que identificó como tres de los cuatro mosaicos florentinos que habían estado en la Cámara de ámbar. El informe de Brusov no convenció a todos.

Con el pasar del tiempo surgieron varias teorías sobre el destino de la famosa cámara.

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Supuestamente hubo personas que observaron cuando los paneles de la cámara eran empaquetados y colocados a bordo del Wilhelm Gustloff, un barco de transporte alemán, que fue hundido en enero de 1945 por un submarino soviético. No obstante investigadores han revisado el naufragio y no han encontrado nada.

La KGB revisó túneles y cámaras de Königsberg, ante la sospecha de que los paneles se ocultaron allí. Otras teorías ubican a los paneles en antiguas minas de sal en la frontera checa, hundidos en una laguna en Lituania e incluso enviados a los EE. UU.

Las únicas piezas que existen de la habitación original son un gabinete y el cuarto mosaico florentino que un soldado alemán había robado durante la remoción de la habitación, en 1941 o 1945. El mosaico estaba en posesión de su hijo, en 1997, cuando las autoridades alemanas finalmente lo recuperaron.

Los periodistas de investigación británicos Catherine Scott-Clark y Adrian Levy aseguraron en su libro The amber room, publicado en 2004, que Brusov tenía razón y que la cámara fue destruida en Königsberg.

En 1979, el gobierno soviético ordenó una réplica de la habitación. La copia costó $ 11 millones y se inauguró en 2003.

En el Báltico

Recientemente un equipo de buzos y especialistas polacos informó que en el fondo del mar Báltico se encuentra el buque nazi Karlsruhe, que naufragó el 13 de abril de 1945, embarcación que podría resolver el misterio de la cámara.

El equipo dice que los restos descansan 88 metros bajo el mar a decenas de kilómetros al norte de la localidad costera de Ustka, en Polonia. Entre los restos, dicen que han encontrado vehículos militares, vajilla y cofres sellados en la bodega del barco, todo en buenas condiciones.

"(El buque) está prácticamente intacto. En sus bodegas descubrimos vehículos militares, porcelana y muchas cajas con contenido hasta ahora desconocido. Estamos seguros de que nos puede proporcionar información relevante sobre la desaparición de la legendaria Cámara de ámbar'', manifestó Tomasz Zwara, parte del equipo de buzos.

''No queremos emocionarnos, pero si los alemanes tomaran la Cámara de ámbar a través del Mar Báltico, entonces el Karlsruhe era su última oportunidad. La historia y la documentación disponible muestran que el Karlsruhe salía del puerto con mucha prisa y con una gran carga. Todo esto junto estimula la imaginación de que, finalmente, hemos encontrado la Cámara de ámbar'', concluyó.

El 11 de abril de 1945, el vapor salió del puerto de Pillau, que ahora es el puerto ruso de Baltiysk, con 150 soldados del regimiento Hermann Goering, 25 trabajadores ferroviarios y 888 civiles, incluidos niños, y cientos de toneladas de carga. Al día siguiente, en el puerto de Hel, fue incluido en un convoy que se dirigía al puerto alemán de Swinemunde, que ahora es Swinoujscie en Polonia. En la mañana del 13 de abril, el barco fue avistado por aviones soviéticos, bombardeado y hundido en unos tres minutos. (I)