Celebridades, artistas y banqueros de Nueva York fueron engañados por casi un año por Anna Sorokin, una joven de 29 años que se hacía pasar por una gran heredera alemana que planificaba abrir un gran club privado.

La fiscalía de Nueva York la acusó por 10 delitos, entre los que se incluye el robo de 275.000 dólares a través de múltiples fraudes, se señala en una publicación de Infobae.

"La supuesta conducta criminal de esta acusada osciló desde cometer fraudes con cheques hasta robo de préstamos por montos superiores a los 100.000 dólares e incluyó complots que resultaron en unas vacaciones gratis en Marruecos y viajes en aviones privados", dijo Cyrus Vance, el fiscal de distrito de Manhattan, cuando presentó los primeros cargos en su contra en octubre de 2017.

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En 2019, fue condenada a entre 4 y 12 años de cárcel por cargos de intento de hurto mayor, robo de servicios y hurto en segundo grado por defraudar a hoteles y conocidos ricos de Nueva York.

Astutas mentiras

Entre noviembre de 2019 y agosto de 2017, Anna Sorokin, alias Anna Delvey, trató conseguir un préstamo de 22 millones de dólares de manera fraudulenta para financiar un club privado en Manhattan que albergaría una colección de arte contemporáneo, bar, restaurante y discoteca.

De acuerdo con los fiscales, Sorokin usaba cheques sin fondo para mover el dinero entre cuentas en distintos bancos y retiraba los fondos antes de que los cheques rebotaran, indica la BBC en una publicación.

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Utilizaba astutas mentiras y una gran confianza en ella misma para lograr todo lo que se proponía. La joven, que estudió brevemente moda en Londres y fue pasante de la revista Purple en París, consiguió que varios bancos le prestaran decenas de miles de dólares, viajó gratis en aviones privados y vivió durante meses en lujosos hoteles cuyas cuentas nunca pagó, según la fiscalía.

Durante 10 meses, Anna Sorokin vivió una vida de lujos haciéndose pasar por un miembro de la alta sociedad de Manhattan.

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Entre una de sus extravagancias estuvo la invitación que le hizo a su ex mejor amiga, la editora de fotos de la revista Vanity Fair, Rachel Williams, a una villa en Marrakech de 7.000 dólares la noche, con piscina privada y mayordomo, según la fiscal adjunta Kaegan Mays-Williams.

Le había ofrecido cubrir todos sus gastos, pero luego le hizo pagar la cuenta con su tarjeta corporativa: 62.000 dólares, más que el salario anual de la fotógrafa. Jamás le devolvió ese dinero.

"Embrujó a una ciudad donde todo brilla, donde todo lo que uno quiere puede ser comprado (…) Anna era un hermoso sueño de Nueva York, como una de esas noches que parecían no terminar nunca. Y luego llegó la cuenta", escribió la víctima del fraude, Rachel Williams, que contó su historia en primera persona para Vanity Fair, el primer medio en reportar el caso.

"Intentaba ganar tiempo"

Sorokin nació en Rusia el 23 de enero de 1991, pero su familia se trasladó a Alemania cuando ella tenía 16 años. Su padre fue chofer de camiones y luego propietario de una empresa de calefacción y refrigeración, según una publicación de la revista New York, que entrevistó a la joven y a su familia en Alemania.

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Todd Spodek, abogado de la joven, quiso justificar a su cliente diciendo que ella explotó un sistema "fácilmente seducido por el glamour y el brillo", y citó a Frank Sinatra para justificar a su cliente.

Sinatra dijo "si puedo lograrlo aquí, puedo lograrlo en cualquier sitio", afirmó Spodek en su alegato inicial. "Anna tuvo que patear la puerta para conseguir una oportunidad en la vida. Como Frank Sinatra tuvo que hacerlo a su manera, Anna tuvo que hacerlo a su manera". Además afirmó que Sorokin solamente intentaba ganar tiempo hasta poder poner en marcha un negocio exitoso para pagar todas sus deudas.

El gerente del hotel The Beekman de Manhattan, Scott Case, que además era testigo de la fiscalía, relató que la joven se hospedó 16 noches en una habitación de 430 dólares, comía en el hotel y acumuló una cuenta de más de 11.000 dólares que nunca pagó.

Sorokin le aseguraba a Case que "estaba trabajando con el banco" y que pronto le haría transferencias que en realidad nunca llegaron, hasta que él decidió cortarle el ingreso a la habitación.

Jake Mustian, otro testigo, exjefe de seguridad del hotel Parker Meridien, narró al jurado que llamó a la policía cuando descubrió que Sorokin intentó reservar una de las suites más caras con una tarjeta que fue rechazada y, al día siguiente, intentó pagar un almuerzo en el hotel con el mismo número de tarjeta, anotado en un papelito.

"Me decía que su billetera fue robada, que no tenía efectivo. Pedía que cargásemos todo a la cuenta de hotel de su tía, que estaba volando desde Alemania, pero que su vuelo estaba retrasado", contó Mustian.

Ropa de diseñador durante el juicio

Pese a haber sido descubierta, la joven no dejó de lado sus extravagancias y acudía a las audiencias vestida con ropa de famosos diseñadores, elegida por una asistente de moda especialmente para ella..

Luego, cuando su lujosa ropa no llegó a tiempo a la cárcel, tuvo varios ataques de llanto, ya que debió usar prendas económicas de H&M.

Al notar su forma de vestir, la jueza del tribunal le advirtió que no es una pasarela, por lo que Sorokin asumió un estilo más sobrio: pantalón cigarette negro, suéter o camisa beige y zapatos bajos de color negro.

En mayo del año pasado, Netflix compró los derechos de esta historia a la revista New York para una serie que está siendo escrita por Shonda Rimes ('Grey's Anatomy'). HBO también planea crear algo para la pantalla chica sobre este caso. (I)