En una década José Jijón ha logrado que su café cultivado en el valle de Intag, en la provincia de Imbabura, gane reputación. En su finca, ubicada a unos 1.515 metros sobre el nivel del mar, se cultiva un café que por kilo puede costar 100 dólares, casi 1 dólar por cada una de las 100 tazas que rinde esa cantidad.

Dentro de ocho hectáreas produce café de distintas variedades: typica mejorada, caturra, geisha, castillo y cidra. Su café especial, que se comercializa en el mercado interno bajo la marca Instinto, se ha posicionado en el concurso Taza Dorada, que anualmente busca seleccionar a los mejores del país. Este año no ha sido la excepción, pues está entre los finalistas de este certamen.

A diferencia de otros productores que envían sus lotes al exterior, Jijón está enfocado en el mercado nacional, en posicionar un café de calidad a nivel de cafeterías locales y el comercio online. Está convencido de que cada vez hay más consumidores dispuestos a pagar un poco más por una taza de café especial, con aromas y sabores frutales.

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En Ecuador, el consumo per cápita de café se estima que está por debajo de 1 kilo, un indicador menor que países vecinos como Colombia, Perú y Brasil, donde cada persona puede beber de 1,5 a 6 kilos al año.

Productores señalan que la cultura de beber café en el país ha ido en ascenso. Una parte ha estado empujada por la aparición de cadenas de cafeterías que se han expandido en los últimos 20 años.

Las firmas con más locales en este negocio son Sweet & Coffee, Juan Valdez y Café Bombon's, que venden café, dulces y bocadillos. Los ingresos de estas tres empresas superaron los $ 55 millones el año pasado, según datos de la Superintendencia de Compañías.

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El café lojano es uno de los que ha encontrado un nicho en ese segmento. Una cuota de la producción del café de esa zona del sur se entrega a tostadores, que a su vez abastecen a las cadenas locales.

Vinicio Martínez, presidente de la Federación Regional de Cafetaleros Ecológicos (Fapecafes), gremio que agrupa a 1.200 agricultores, indica que el 90% de lo que ellos producen en la zona del sur del país se exporta y el 10% se queda para el consumo interno, parte de eso termina en las cafeterías.

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La producción de Fapecafes se envía a mercados de la Unión Europea (UE) y Estados Unidos.

El grano cultivado en Loja es apreciado por sus características. Martínez afirma que las condiciones agroclimáticas (2.000 metros sobre el nivel del mar), mejoras en las prácticas de cultivo y la innovación han permitido que se obtenga un café de calidad.

Compañías ecuatorianas que trabajan con el café del sur han hecho innovaciones para impulsar otras formas de consumo. Cafecom, por ejemplo, tiene el mercado fundidas de café de Loja, similares a las de té, para sumergir directamente el producto en agua caliente. Es un café tostado y molido.

Pablo Pinargote, gerente de la Asociación Nacional de Exportadores de Café (Anecafé), asegura que el desafío que tiene el sector es seguir manteniendo la calidad de los cafés especiales para que puedan gozar de buenos precios.

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Ecuador exporta café industrializado y en grano, pero sus volúmenes han decrecido. Este año la pandemia por el COVID-19 ha afectado más esos envíos.

Según datos de Anecafé, de enero a agosto de este año se enviaron al exterior 254.370 casos de 60 kilos, que representan 37,9 millones de dólares. Eso significa una caída del 23% frente a igual periodo del 2019. (I)

Una subasta de manera virtual

Cada año, jueces internacionales llegan a Ecuador para realizar cataciones y encontrar los mejores cafés especiales. Al concurso se lo denomina Taza Dorada y este año, por la pandemia del COVID-19, se realiza bajo una nueva modalidad.

Ya hay 40 microlotes de café seleccionados por jueces locales. La etapa siguiente será enviar muestras a trece jueces internacionales, que no pueden viajar a Ecuador. Ellos otorgarán un puntaje considerando varios factores como el aroma del café en seco, la fragancia que emana en agua caliente y la prueba del producto. Escogerán los 20 mejores.

Para mediados de octubre se hará una ceremonia virtual para anunciar a los ganadores. "Lo que se trata de impulsar con este concurso es que si un productor tiene buenos manejos de cosecha puede obtener precios importantes", dice Pablo Pinargote, gerente de la Asociación Nacional de Exportadores de Café (Anecafé).

Tras la selección de los mejores cafés se hará una subasta electrónica internacional para venderlos. Este proceso está previsto que se realice en noviembre y se lo hará con una empresa inglesa. (I)