Los trastornos psicológicos relacionados con la niñez y adolescencia se ubican en el quinto lugar de las patologías que más atendió el Ministerio de Salud Pública (MSP) de Ecuador entre enero y junio de 2020. Los trastornos neuróticos y del humor encabezan la lista. Esto se da en un año donde el COVID-19 irrumpió con fuerza a nivel mundial.

El MSP indica que desde la declaratoria de emergencia se han activado servicios de salud mental, incluido para infantes, en tres modalidades: presencial, agendamiento de citas a través de la línea 171 opción 2 y la implementación de la opción 6 también en el 171.

En la primera se realiza la georreferenciación de los usuarios que demandan el servicio. En la segunda se brinda asesoramiento en embarazo en la adolescencia, salud reproductiva y mental, y nutrición.

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En tanto que la tercera funciona 24 horas, 7 días a la semana con dos modalidades de atención código amarillo (intervención en crisis y primeros auxilios psicológicos) y código rojo con 65 profesionales del MSP.

Además, según la cartera de Estado, se implementó el servicio en salud mental a través de medios tecnológicos para el seguimiento de casos de usuarios con riesgo suicida, violencia de género y otras patologías mentales.

Un informe de Unicef afirma que los controles de bienestar para niños, incluidos los psicológicos, y servicios de salud como vacunas, chequeos prenatales, entre otros, fueron interrumpidos por la pandemia en Ecuador.

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Sin embargo, el MSP indica que en los 1996 establecimientos de salud del primer nivel de atención se mantuvo la oferta de servicios esenciales a la población excepto en aquellos donde los profesionales de salud fallecieron, se aislaron por contagio o realizaron teletrabajo por ser personas vulnerables.

“En el 99,9% de establecimientos se mantuvo los servicios de prevención, promoción, curación, rehabilitación y cuidados paliativos”, indica el MSP.

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Sobre la atención específica a menores, el ente asegura que se realizaron en total 13 298 360 consultas a niños de 1 a 5 años entre marzo y julio de 2020. Los cronogramas de vacunación se mantuvieron, pero por el encierro hubo padres que no acudieron con sus hijos y las citas fueron reagendadas.

En tanto, la Unicef ha dado varios consejos para ayudar a los niños a sobrellevar la muerte o contagio de seres queridos. Los familiares cercanos deben ser comprensivos y honestos con los niños de todas las edades. Aunque con los infantes muy pequeños se debe ser especialmente claro, dice el ente.

No es inusual que los niños de entre 6 y 11 años y los adolescentes reaccionen con incredulidad o consternación ante la muerte de una persona cercana o incluso que tengan momentos en que olvidan que ocurrió.

Esto es un mecanismo de defensa normal y saludable para que la mente descanse de noticias que son dolorosas. Sin embargo, esas defensas no son constantes, así que pueden ir seguidas de oleadas de intensa emoción.

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En cambio, los niños más pequeños a veces se vuelven retraídos o dependientes, o manifiestan retrocesos en las dinámicas del sueño.

En los infantes en todas las edades hay que preocuparse cuando recurren a mecanismos negativos para afrontar el dolor como el retraimiento emocional prolongado, drogas, la negligencia en el cuidado personal o cuando la convivencia se hace insufrible, dice Unicef. (I)