Con buenas condiciones climáticas fueron soltadas al menos una veintena de palomas el pasado sábado desde Amaguaña, Quito. El objetivo era que las aves lleguen a sus respectivos palomares en Cuenca, Azuay. Un tramo de 287 kilómetros.

La actividad fue parte del primer Campeonato Social de Cuenca y de la primera Copa Ecuador 2020, impulsada por los colombófilos del país. La colombofilia (técnica o afición a la cría, adiestramiento, cuidado de las palomas, en especial de las mensajeras, para recorrer extensas distancias) quiere “despegar” de nuevo en el territorio nacional.

Ese es el principal objetivo de los 42 colombófilos que hay en nueve ciudades de Ecuador, dice Óscar Ochoa, presidente de la Asociación Colombófila de Cuenca y encargado de la reactivación.

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Cuenta que esta actividad, que se convirtió en deporte después de que las palomas dejaron de usarse como medios de comunicación luego de la Segunda Guerra Mundial, llegó a Ecuador en 1960. En ese año se fundó la primera Sociedad Colombófila de Guayaquil con palomas traídas desde Bélgica.

Luego, en la década de los 80, un grupo de colombófilos guayaquileños volvió a importar palomas de Europa y fundó Alas del Litoral. Esta asociación participó en eventos internacionales. El tipo de aves traídas fueron janssen, yagarden, estazar, meulemans, entre otras.

Ya en 2018, Ochoa se encargó de conservar y reproducir las aves existentes y empezó a difundir y reactivar la colombofilia. Actualmente hay más de 40 palomares.

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Estas aves se distinguen por su sentido de la orientación, siempre regresan al palomar donde nacieron. Si las sueltan lejos de sus casas, entran en juego factores como los campos magnéticos y longitudes de onda que las sitúan en el rumbo de navegación correcto.

Las dificultades meteorológicas y la orografía suponen obstáculos para las aves, especialmente en países como Ecuador. Este año la primera carrera de competencia en el país fue de 100 kilómetros en línea recta (en carretera son más de 250 km). Las palomas fueron liberadas en el desierto de Palmira, en Chimborazo, para que llegaran a sus palomares en Cuenca.

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El recorrido les tomó dos horas y cuatro minutos. Los rapaces y el hombre son sus depredadores en el viaje.

Ochoa precisa que estas palomas no son parecidas a las que están en parques o plazas, ya que solo se posan en el lugar donde el colombófilo le enseñe. Compiten hasta los 6 años.

Sin embargo, esta actividad también genera cuestionamientos. Organizaciones internacionales animalistas como PETA afirman que en este deporte hay maltrato a las aves. Incluso, hablan de “mafias” de apuestas.

El Movimiento Animalista Nacional (MAN) de Ecuador indica que si bien la normativa vigente en el país no regularía en específico a la colombofilia, al coartar el vuelo libre de las aves ya sería un tipo de violencia contra el animal.

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Sería bueno que en las reformas que se están dando al Código Orgánico del Ambiente (CODA) se establezca algún tipo de prohibición. Entraría en el artículo 147”, indica Cristina Alarcón, vocera de MAN.

Además, buscarían incluir algo específico sobre las carreras de perros, pues aunque no se han detectado ahora en Ecuador “sería bueno poner un candado anticipado”, según Alarcón.

También cuestiona que se le llame “deporte” a ciertas actividades que se realizan con animales: “Hay mucho especismo (discriminación basada en la diferencia de especie) en el tema del antropocentrismo (considera al ser humano como centro de todas las cosas) de hacer deportes con animales. Por ejemplo, si tengo a la paloma en una jaula ya le estoy cambiando su principal método de vida que es volar”.

Ochoa rechaza los cuestionamientos e indica que las palomas que ellos crían son “parte de sus familias”.

“Nuestros animales mueren de viejitos a los 16 años. Mantenemos un buen trato. Tenemos palomares aptos. Además, una paloma de nosotros no sobrevive en el medio silvestre”, dice.

También sostiene que su asociación tiene personería jurídica otorgada por el Ministerio de Agricultura y Ganadería.

Aunque acepta que en países como China hay malos tratos y que obligan a las aves a volar en condiciones climáticas extremas por dinero: “Hemos sido los primeros en cuestionar esos malos tratos”, añade.

Las especies de palomas utilizadas en la colombofilia pertenecen a la familia de las colombiformes. Dentro de estas familias existen más de 300 tipo. Foto: Cortesía Óscar Ochoa

Afirma que en Ecuador los premios de las competencias son “simbólicos”. Además, sobre las críticas que realizan los ambientalistas de que se separa a los pichones de sus madres, indica que eso se da de forma natural. “Son los propios padres los que sacan a los pichones del nido.

Incluso, separamos a las parejas en una fecha determinada del año porque cuando están mudando las plumas es malo para ellas reproducirse y que pongan huevos, eso las debilita”, explica. Añade que la colombofilia no busca la pelea o agresión entre animales como pasa en las peleas de gallos.

En plena pandemia, las autoridades han clausurado galleras clandestinas en Santa Rosa, El Oro, y en Quito. En todas había aglomeraciones de personas. Las peleas de gallos no están prohibidas, pero deben ser reguladas por los municipios y solicitar permisos.

“Las peleas se siguen dando, pero de forma más clandestina. Los galleros se defienden diciendo que es una tradición, que no se le da muerte al animal y con esto evaden los controles. Muchos gallos mueren luego de las peleas”, dice Alarcón.

Este año, en uno de los barrios de Quinindé, Esmeraldas, se realizó una actividad, como parte de las festividades populares del 6 de enero, denominada “chancho engrasado”. Consistió en cubrir el cuerpo de un cerdo de grasa y soltarlo en una calle cerrada para el evento.

La idea era que las personas intenten agarrar al animal que sería el premio, no se le daba muerte, pero sí hay maltrato físico y psicológico, indica Tatiana Rivadeneira, también vocera de MAN.

Para ella, estos actos y deportes como la colombofilia ya no “deberían existir”: “Las palomas mensajeras respondían a la necesidad de la falta de un correo rápido. Ahora eso no es necesario. No podemos trasladarlo a carreras. Incluso ponerle anillos en las patas (en la colombofilia) o espuelas (en gallos) ya es maltrato”, señala.

Ochoa reafirma que sus palomas no son silvestres o migratorias y que no hay “crueldad”. El próximo 29 de agosto se realizará la final de la Copa Ecuador.

Las aves para competencias son entrenadas en varias etapas

Las especies de palomas utilizadas en la colombofilia pertenecen a la familia de las colombiformes. Dentro de estas familias existen más de 300 tipos, indica Óscar Ochoa.

En este grupo están las palomas domésticas y dentro de estas están las palomas mensajeras o de carreras. Cuando se tiene una pareja de palomas, a los seis meses ya están en la capacidad física de reproducirse.

Los pichones a los cinco días son vacunados y se les da un preventivo contra algunas enfermedades. Al séptimo día se les coloca un anillo que es la “cédula” del ave. Estos aros son proporcionados por la Federación Colombófila Internacional.

A los pichones se les coloca un anillo donde constan sus datos de procedencia. Foto: Cortesía Óscar Ochoa

A los 25 días los pichones empiezan a comer solos. Entre los días 35 y 45 ya están aptos para volar. Para adiestrar a las aves y que regresen a su palomar deben nacer en ese lugar o ser llevados al área a temprana edad. El colombófilo usa un silbato para el entrenamiento.

Luego, el ave sale a volar sobre su palomar por un mes o dos, se le sube la dieta en carbohidratos y grasas para que haga un “buen cambio” de plumas. Con cinco meses empieza su etapa deportiva y se le aumenta el tiempo de vuelo. Son rápidas y tienen una resistencia a la fatiga que les permite recorrer distancias de 700 a 1000 kilómetros en un día.

El Internacional de Barcelona, en España, es la mayor suelta de palomas del mundo (20 000 aves aproximadamente). Bélgica y Países Bajos son considerados “potencias”. En Europa se puede pagar hasta 10 000 euros por un pichón. En Ecuador el precio sería de $200, según Ochoa. (I)