En marzo pasado Andrea Garzón se preocupó por comprar vitamina C, frutas, vegetales. Quería fortalecer el sistema inmunológico de su familia ante la presencia del COVID-19. Sin embargo, tres meses después, al pasar de la etapa del confinamiento al distanciamiento y un poco más de apertura, la alimentación cambió. Dice que fue difícil controlar esas ganas de “picar”.