El agua tibia con ajo lo cura, las ondas emitidas por las torres de tecnología 5G lo provocan y hasta que el presidente de Ecuador está oculto en un búnker en Galápagos son algunos de los contenidos falsos que han circulado en el contexto de la pandemia.

Tan alto ha sido el volumen de la desinformación que ha circulado, especialmente en WhatsApp, que el Gobierno ecuatoriano y la red social Facebook desarrollaron una serie de iniciativas para mantener informados a sus usuarios en el país sobre el brote de coronavirus (COVID-19) y las medidas de prevención. También se busca combatir a las llamadas fake news.

Además, la delegación ecuatoriana ante la Unesco expresó, el pasado 15 de abril, a la directora general de la organización, Audrey Azoulay, la “preocupación del país” frente a la proliferación de noticias falsas difundidas por redes sociales e Internet.

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El pedido ecuatoriano coincidió con la alerta y el llamado de la presidenta de la Comisión Europea, Ursula von der Leyen, a combatir en la Internet las noticias falsas que explotan el miedo y amenazan la aplicación de los programas de salud en medio de la epidemia del COVID-19.

Dos días después, el 17 de abril, se conocería que un troll center estaría difundiendo contenido falso sobre el COVID-19 desde la provincia de Manabí. Incluso habría políticos vinculados.

Para Andrés Luna, especialista en comunicación en crisis y desastres y docente de la Universidad UTE, las noticias falsas pueden generar mayores repercusiones que la propia pandemia

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Generar angustia e intoxicar a las personas puede terminar en cuadros depresivos que pueden llegar a matar más que el propio virus”, señala. El especialista afirma que el COVID-19 no solo es un hecho médico, sino también político en Ecuador y el resto del mundo.

Por eso, afirma, cualquier acción que se realice por parte del ente rector de la pandemia en cada país estará cargado de opositores.

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“Incluso del mismo sector oficial. Me han llegado videos que promocionan la candidatura del vicepresidente (Otto Sonnenholzner) para las elecciones del 2021. Hay interés de desestabilización de lado y lado”, dice.

A esto se sumaría al sentimiento de “creer lo que me convenga” que las personas tienden a desarrollar en medio de una crisis, dice Tania Orbe, docente de Contenidos Periodísticos de la Universidad San Francisco de Quito (USFQ).

No tenemos una cultura de alfabetización digital. Tendemos a creer lo primero que nos aparece sin dudar si es cierto o no. Esta sed de información también es un reto para los medios de comunicación ya que el periodismo es una labor fundamental para desnudar las campañas de desinformación e interés político”, señala.

Para la experta, también hay una corresponsabilidad de los “magnates” del Internet y redes sociales como Google y Facebook.

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De hecho, estas dos plataformas trabajan con empresas de verificación de datos para luchar contra la desinformación y especialmente en estos tiempos de pandemia, según Eric Samson, director de la carrera de Periodismo de la USFQ.

Es interesante que Facebook desde la semana pasada se ha dotado de un sistema de alerta retroactivo sobre la desinformación relativa al coronavirus. Todos los usuarios de esta red que reaccionen a una desinformación sobre el virus recibirán un mensaje de alerta. Esto te muestra que si ellos quieren regular sus contenidos, sí lo pueden hacer. Aunque el sistema debe ser perfeccionado”, señala.

Los contenidos falsos en las plataformas digitales manejadas por Facebook serán reducidos, pero no suprimidos en su totalidad, dice Samson. “Se han borrados millones de posts con datos falsos”. (I)

Más allá de la vida, vemos que actualmente están en juego intereses políticos y económicos. El periodismo es fundamental para combatir la desinformación”. Tania Orbe, docente de USFQ