La muerte de María Esthela de los Dolores Martínez Molina, la primera víctima de COVID-19 en Azuay, mantiene temas sueltos. Las autoridades han evadido responder y hasta se contradicen entre sí al hablar de este caso.

Inconformes con lo expuesto por las autoridades, la familia Idrovo Martínez emitió un comunicado detallando algunos temas que los funcionarios públicos no mencionaron, como que el cadáver permaneció once horas en la morgue por falta de protocolo, que a los familiares no les han hecho un examen por falta de reactivos y que se la diagnosticó inicialmente como un caso negativo.

A esto se suma otro detalle, que recién las pruebas confirmatorias de COVID-19 en el IESS se empezarán a hacer desde hoy, es decir, diez días después de que el comité médico la diagnosticó y seis desde que ella falleció.

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Eso lo confirmó el director provincial del Instituto Ecuatoriano de Seguridad Social (IESS), Carlos Orellana, quien escribió ayer en su cuenta de Twitter: “Desde mañana en el @IESSHJCA se podrán realizar las pruebas confirmatorias de COVID-19. Inicialmente se tiene previsto iniciar con 500 pruebas que serán realizadas a pacientes previamente valorados en el respectivo tiraje”.

El 27 de marzo, Orellana confirmó que la mujer de 92 años falleció por el virus, pero también por algunos problemas respiratorios y una neumonía debido a su avanzada edad.

Más tarde, Luis Maldonado, director médico técnico del hospital del IESS, agregó que fue derivada desde una clínica particular y ya sabían que era positiva, pues ahí le hicieron la prueba. Lo que no dijo fue que el 23 de ese mismo mes el comité médico del hospital del IESS consideró que “no hay riesgo epidemiológico y remite a la paciente a hospitalización”, según consta en el comunicado redactado por los familiares.

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Ellos agregaron que la llevaron la misma noche que le dijeron en el IESS que era negativo para COVID-19 a una clínica privada, en la que le hicieron la prueba médica que finalmente dio positiva. Con ese diagnóstico, los médicos privados la regresaron al IESS.

La primera contradicción de Orellana y Maldonado se dio por el nexo epidemiológico de María Esthela. El director regional aseguró que “tuvo contacto con un familiar que vino de Estados Unidos y no había otro nexo cercano”, pero Maldonado mencionó que “había tenido contacto con un familiar que era de la Costa”.

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Al consultarle al gobernador del Azuay y presidente del Comité de Operaciones Emergentes (COE), Xavier Martínez, ¿basado en qué el IESS determinó que era negativa? Únicamente respondió: “La información que tenemos es que la señora vuelve a reingresar al IESS el día de su fallecimiento a las 16:00 y en la noche se da el deceso”.

La mujer falleció a las 20:00, pero los allegados pudieron retirar el cadáver a las 07:00 del siguiente día porque nadie en el hospital maneja los protocolos en estos casos. De esto Martínez reconoció el mediodía del lunes que no conocen cómo proceder y recién el martes 31 de marzo el COE se reunirá para saber estos pasos.

Otro aspecto que llamó la atención es que luego de tres días su caso fue registrado en el informe del Servicio de Gestión de Riesgos. Sin embargo, una muerte por coronavirus ocurrida al día siguiente de María Esthela en Cañar sí fue incluida antes. El gobernador dijo que ellos pasan la información y luego el “COE nacional lo incluye en los reportes”.

OTROS DATOS

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Según estimaciones de Julio Molina, coordinador provincial de Salud, Azuay debía reportar 58 casos positivos hasta el 31 de marzo. Pero según las cifras oficiales, fueron 94. Aquí el justificativo del incremento por parte del gobernador fue que eran casos identificados, pero que no se contabilizaban porque no se les pudo realizar la prueba. En cuanto a personas fallecidas, la estadística oficial menciona a tres personas. Una es María Esthela, la segunda un vendedor de frutas del mercado y la tercera aún no está identificada. (I)