Gobiernos de todo el mundo están tomando acciones para tratar de controlar la pandemia de coronavirus COVID-19, pero en medio de estas decisiones líderes políticos han ampliado sus poderes y queda la incertidumbre de si soltarán tal poder cuando todo pase.

Varios jefes de estado han expandido sus capacidades en nombre de la crisis sanitaria, incluyendo el polémico primer ministro de Hungria, Viktor Orbán, quien puede gobernar por decreto por tiempo indefinido y sin necesidad de la aprobación del parlamento.

Aunque a nivel global hay una especie de consenso de que frente al desafío sin precedentes del coronavirus está bien que los gobernantes tengan el poder necesario para enfrentar la situación, ya hay voces que dudan si cuando se logre superar la situación esas concesiones volverán a su normalidad y no permitan líderes más autoritarios.

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Fionnuala Ni Aolain, reportera especial de la ONU contra el terrorismo y por los derechos humanos, ha apuntado que se podría ver una epidemia paralela de medidas autoritarias y represivas como consecuencia de lo que se está haciendo ahora por la emergencia.

Tambén indicó que espera que al día siguiente que esto termine el estado de derecho haya sobrevivido.

Este jueves la ONU advirtió de los recortes de libertades fundamentales aplicados en algunos países con la excusa de combatir la pandemia de coronavirus.

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"Medidas de emergencia podrían ser necesarias para responder a esta urgencia sanitaria. Pero esta situación de urgencia no es un cheque en blanco para ignorar las obligaciones en materia de derechos humanos", dijo la Alta Comisionado de Derechos Humanos, Michelle Bachelet.

"En algunos casos, la epidemia se utiliza para justificar cambios represivos de la legislación ordinaria, que permanecerán en vigor mucho tiempo después del fin de la emergencia", señaló la expresidenta de Chile, sin mencionar ningún país.

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En el curso de una reunión del Consejo de Derecho Humanos realizada por video -la primera de su historia- Bachelet expresó preocupación por las limitaciones a la libertad de expresión. La "supuesta lucha contra la desinformación", no puede ser utilizada para acallar las críticas. "La crítica no es un crimen", aseveró.

"Hemos visto informes que daban cuenta de periodistas penalizados por haber informado de la falta de máscaras, de profesionales sanitarios amonestados por haber dicho que faltaban medios de protección y de gente ordinaria detenida por haber publicado mensajes sobre la pandemia en las redes sociales", enumeró Bachelet.

Frente a la pandemia, que ha dejado casi 89 000 muertos, muchos Estados han tomado medidas extraordinarias. Asimismo, Bachelet hizo un llamado a los países para proteger a la población más vulnerable, como los detenidos, los pobres, las mujeres y los migrantes.

"Si no se controla, la pandemia puede crear desigualdades todavía más importantes", estimó.

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En ese sentido, pidió de nuevo que se reduzcan las sanciones internacionales que pesan sobre varios países. (I)