¿Cómo se ha implementado la silla vacía en la provincia del Guayas? ¿Quiénes la han utilizado y con qué frecuencia?

Son preguntas que Rafael Compte, docente de la Facultad de Jurisprudencia de la Universidad Católica de Guayaquil, espera contestar este año, tras una investigación que contempla dos fases, la primera en 2013 y la segunda en 2019.

En la primera parte de su indagación analizó las ordenanzas de 26 municipios del país, entre ellos, Guayaquil, Quito, Portoviejo, Santa Elena, Latacunga y Riobamba.

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Concluyó que la convocatoria a las sesiones de los concejos cantonales no es lo suficientemente abierta ni difundida a toda la población. Además, que algunos requisitos condicionan la participación ciudadana.

“Se limita, en muchos casos, que la participación sea solo si se pertenece a una organización social, imposibilitando que lo haga un ciudadano de manera individual”, dice como parte de sus conclusiones.

La segunda fase Compte espera culminarla en agosto y se centrará en seis ciudades de la provincia del Guayas: Guayaquil, Durán, Milagro, Samborondón, Daule y Salitre.

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“La silla vacía es un poderoso mecanismo que cumple con un propósito: involucrarnos de manera activa en la toma de decisiones. Si no se hace realidad en la práctica, no sirve de nada”, afirma. (I)