La visita del presidente ecuatoriano Lenín Moreno al presidente de EE. UU., Donald Trump, hace pensar en un posible acuerdo comercial entre ambos países, repitiendo lo que ya lograron vecinos como Perú, Colombia y otros Estados de la región.

Varios funcionarios del Gobierno han dicho que el tema ha sido parte medular de las actividades que ha tenido Moreno en Washington.

El secretario de Gabinete de la Presidencia, Juan Sebastián Roldán, anunció el mismo miércoles, día en que Moreno visitó la Casa Blanca, que se alcanzaron varios objetivos planteados para esta reunión, entre ellos: ingreso a la iniciativa "América Crece", la posiblidad de que cuatro productos más (brócoli, atún en funda, flores y alcachofas) se incluyan en el Sistema de Preferencias Arancelarias.

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De acuerdo con información de la Embajada de EE. UU. en Ecuador, a través del proyecto América Crece se mejorará "la transparencia y competitividad de las licitaciones ecuatorianas de infraestructura pública con el objetivo de atraer empresas estadounidenses".

Roldán también habló de próximas reuniones para buscar incrementar el intercambio comercial y las inversiones en el país. Sin embargo, aún no se ha comentado nada sobre un posible acuerdo comercial, menos de un tratado de libre comercio como el que EE. UU. tiene con otros países de la región.

El caso peruano

En 2009 Perú firmó un acuerdo con EE. UU. de tipo TLC (tratado de libre comercio). Hace un año, cuando se hablaba de la primera década del acuerdo, el diario peruano El Comercio indicaba que la economía del país sudamericano se había visto favorecido, así como la productividad de sus empresas, mayor llegada de inversiones extranjera directa e incluso turistas.

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También se comentaba que la industria agrícola exportadora había crecido, así como los puestos de trabajo. Además las empresas locales que hacían negocios en el país norteamericano tenían la mejor productividad superior a las que solo importaban o solo exportaban.

El mayor temor que había respecto al TLC era qué iba a pasar con el sector agrícola; sin embargo, más de 50% de las exportaciones no tradicionales hacia EE. UU. eran del sector agrícola, que había crecido en 224% en esos 10 años. Un producto poco conocido como los arándanos se ha convertido en una estrella de la exportación (200 millones en exportaciones de este producto en 2018).

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En el país vecino el sector empresarial piensa que el tratado indujo cambios en la productividad al aumentar la eficiencia para poder competir, el acceso a bienes intermedios y capital con menores costos. El comercio entre ambos países pasó de 9000 millones de dólares en 2009 a 17500 millones en 2018.

En general, un punto de inflexión para su economía y algo que le permitió luego firmar convenios con otros países del mundo. Aunque asociaciones de trabajadores siguen pidiendo mayor apoyo de parte del Estado peruano para competir, además de que el aumento de la producción no se ha visto reflejado en el desarrollo social.

El caso de Colombia

Desde 2012 Colombia también tiene activo un acuerdo de libre comercio con Estados Unidos, tras más de cinco de trámites.

En los siete años que lleva el convenio comercial, de acuerdo a publicaciones de medios colombianos como diario El Espectador, el mayor beneficio que ha causado es que las exportaciones de Colombia a EE. UU. disminuyan su dependencia del sector minero y energético para dar a paso a nuevos 229 productos, especialmente provenientes del agro.

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Pero en 2018 las exportaciones minero-energéticas representaron el 40,4% del total y siguen siendo el sector más importante globalmente.

Entre 2012 y 2018 Colombia recibió inversión desde EE. UU. por más de 16,4 miles de millones de dólares, la mayoría en telecomunicaciones, finanzas, turismo y minería. Sin embargo, asociaciones han criticado duramente que el precio por tonelada exportada de productos colombianos fue en 2018 437 por tonelada, mientras que EE. UU. lo hacía por $1670. Además de que las ventas totales bajaron de 21 833 millones en 2012 a 10641 millones en 2018.

En tanto, analistas indican que la baja no solo sería culpa del TLC por sí solo, sino que hay otros factores en medio, incluyendo el desplome de los precios de las materias primas, que fueron una parte fundamental en la buena época económica que vivió la región en la década pasada. Pese a todo el tratado no ha cumplido con las expectativas que se tenía.

Una larga historia con Chile

Otro país que tiene un TLC con EE. UU. es Chile, desde 2004. En 2018 el intercambio comercial entre ambos creció un 18% y llegó a los 24 286 millones de dólares, dejando a Chile un déficit de 2892 millones.

Esto, pese a que las exportaciones al país norteamericano alcanzaron un récord de 10 320 millones, en su mayoría por envíos industriales ($5033 millones), seguidos por los minerales ($3627 millones). Mientras que el sector agrícola representó $1496 millones, según el ministerio de Relaciones Exteriores de Chile.

En América del Norte

Estados Unidos, Canadá y México tenían el Tratado de Libre Comercio de América del Norte desde 1994, pero con la llegada de Donald Trump a la Casa Blanca se renegoció. Como resultado quedó otro porque el presidente estadounidense decía que el acuerdo había provocado la disminución del trabajo en el país, puesto que las fábricas se iban a los otros países por costos menores.

Entre los beneficios de la nueva versión del tratado, según el diario mexicano El Universal, está la liberalización más rápida de patentes médicas, algo que puede facilitar la fabricación de fármacos genéricos, algo que los haría más accesibles.

Mientras que entre lo malo está que EE. UU. puso en el acuerdo temas polémicos como que la mayor producción de acero sea propia de Norteamérica que se utiliza en la industria automotor. Además de que el 75% deberá ser producido con partes de esta región y que el 40% del costo del carro provenga de fábricas con trabajadores que ganen salarios de mínimo $16 la hora. (I)