Usualmente bulliciosa y caótica, la capital de China, Beijing (Pekín), se ha convertido los últimos días en una ciudad casi fantasmal.

Con alrededor de 22 millones de habitantes, las calles de esta megalópolis siempre están llenas de personas y vehículos a toda hora. Una postal muy diferente a lo que es actualmente, puesto que las calles se ven vacías en pleno invierno, con calles cubiertas de nieve.

A diferencia de otras ciudades como Wuhan, la antigua capital imperial no está en aislamiento, pero son pocos los negocios o supermercados abiertos, incluso en la zona financiera de esta potencia económica.

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El Gobierno pidió que solo las industrias del país y servicios esenciales estén abiertos para prevenir que el virus se siga propagando en la ciudad, donde hay 269 casos confirmados y una persona ha muerto.

Así lucen las calles principales de Beijing (Pekín), que normalmente están llenas de autos y personas.

Esa es una de las razones por las que parece que hay una cuarentena voluntaria por el temor a contagiarse, algo que incluso hizo suspender las actividades por el Año Nuevo Chino, la mayor festividad anual del país.

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Muchos de los ciudadanos trabajan desde casa o ha pedido vacaciones para no tener que interactuar con muchas personas.

En tanto, en los hoteles, casi vacíos, y en las estaciones de metro -que solía estar lleno- se toma la temperatura a las personas que llegan. Lo mismo ocurre en algunas de las grandes ciudadelas de la ciudad y si alguien tiene fiebre no lo dejan entrar aunque viva ahí, sino que tiene que ir a un hospital, según una publicación del diario peruano El Comercio.

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En tanto, los repartidores siguen realizando su trabajo con varias medidas de precaución, como

Hasta la noche de este jueves habían más de 30 800 personas infectadas por el coronavirus de Wuhan, de ellas 30 565 en China, según el conteo que lleva la Universidad Johns Hopkins en línea. (I)