Cientos de miles de colombianos marcharon este jueves en rechazo de las políticas de Iván Duque, en una de las movilizaciones más robustas de los últimos tiempos en contra del gobierno conservador que luce debilitado tras quince meses en el poder.

Con un diverso abanico de exigencias y reclamos, los variopintos promotores del llamado "paro nacional" dieron un parte de victoria en una jornada que se desarrolló mayoritariamente de forma pacífica pero culminó con enfrentamientos entre manifestantes y policías en varias ciudades. 

En la noche, en varios sectores de Bogotá y Cali se escucharon estruendosos "cacerolazos", un acto inusual en Colombia.

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"Ganó Colombia en esta jornada histórica de movilización ciudadana", indicó en un comunicado el Comité Nacional del Paro, que reúne a centrales obreras, sindicatos, organizaciones campesinas, universitarios y partidos opositores.

Los organizadores solicitaron de "manera inmediata" una reunión con el mandatario, que tiene su popularidad en rojo, para debatir los lineamientos políticos, económicos, sociales y de seguridad que motivaron la protesta.

"Nos declaramos en estado de alerta frente a esta reunión y llamamos a toda la ciudadanía a estar prestos a desarrollar nuevas acciones en la calle si el Gobierno nacional mantiene la desatención a los reclamos", agregaron.

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Aunque no coincidieron en una cifra definitiva, cuatro voceros de organizaciones convocantes aseguraron a AFP que más de un millón de personas se manifiestan en todo el país. La ministra del Interior, Nancy Patricia Gutiérrez, los estimó en cerca de 207.000 en el "pico más alto" de la jornada.

Enfrentamientos y 'cacerolazos'

Duque, que reconoce la legitimidad de algunos reclamos, siguió el desarrollo del paro en un puesto de mando unificado en Bogotá con las más altas jerarquías militares y policiales, y los ministros de Defensa e Interior.

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Aún no se pronunciaba tras el cierre de la jornada, que, "en términos generales", se desarrolló de "manera pacífica", afirmó la ministra Gutiérrez.

Aunque al término del día se reportaron fuertes enfrentamientos entre manifestantes y autoridades en Bogotá, Manizales, Santa Marta, Medellín y Cali. 

"Terminó la protesta pacífica y quedaron ahora unos vándalos interesados en alterar el orden público y generar una sensación de caos", declaró.

Los choques dejaron al menos 42 civiles y 37 policías heridos. Y 36 capturados en toda Colombia, así como daños materiales, según el balance oficial.

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Cali fue el principal foco de violencia. Por "saqueos" y "hechos violentos", la alcaldía decretó toque de queda hasta las 06H00 del viernes.

En la capital, las refriegas entre manifestantes -algunos encapuchados- y antidisturbios se concentraron en la Plaza de Bolívar, a las afueras de una sede del sistema de transporte público y en la vía al aeropuerto internacional, adonde estudiantes pretendían llegar.

"Diálogo"

Sin mayorías en el Congreso y un rechazo en alza que llega al 69% según encuestas, Duque afrontó la mayor protesta de su mandato, que desde que inició en agosto del 2018 ha registrado varias marchas de menor envergadura.

Con aire de victoria, algunos manifestantes llamaron a mantenerse en las calles hasta que el gobierno ponga cara a sus reclamos en un intento de emular las convulsiones sociales que han sacudido a Ecuador, Chile y Bolivia. Aunque no es claro que tengan la fuerza para ello.

"La idea de un paro es que continúe a través del tiempo", sostuvo la universitaria Johanna Suárez, quien caminaba hacia la Plaza de Bolívar, el corazón político de Colombia, una nación de 48 millones de habitantes. 

Alrededor suyo los estudiantes cantaban, bailaban y algunos tocaban instrumentos musicales. Guardias indígenas llegados del suroeste del país alzaban sus bastones exigiendo que cese la violencia contra sus comunidades. 

Duque "tiene un desafío de diálogo social" tras "un mensaje de descontento muy grande" evidenciado en las movilizaciones, opinó Yann Basset, profesor de la Universidad del Rosario de Bogotá. 

Los reveses de su partido, Centro Democrático, en las elecciones locales de octubre evidenciaron que "tiene una base social muy pequeña" y la falta de una coalición parlamentaria, que posee "una base política también bastante pequeña".

Tendrá que "abrir frentes de diálogos con las organizaciones sociales, por una parte, con los partidos políticos, por otra, para tratar de ampliar la base de su gobierno", afirmó.

Antes de la protesta social, Duque denunciaba una campaña de "mentiras" que buscaba desatar la violencia. El gobierno cerró las fronteras y desplegó militares en algunas ciudades. 

Las centrales obreras convocaron la protesta el mes pasado en rechazo de supuestas reformas para flexibilizar el mercado laboral y el sistema pensional.

Luego se sumaron diversos sectores. Los indígenas exigieron protección ante el asesinato de 134 comuneros desde que asumió Duque, y los estudiantes, más recursos para la educación pública.

Todos cuestionaron la política de seguridad enfocada en el combate del narcotráfico, el asesinato de decenas de líderes sociales y el intento de Duque de modificar el pacto de paz de 2016 que desarmó a la exguerrilla FARC, que también participó en la huelga. (I)