Con las palmas levantadas, María Guamán, de 23 años, acompañaba la melodía de un cántico religioso la tarde del martes pasado en uno de los ingresos cerrados del parque Centenario de Guayaquil. “Qué bonito es andar con Cristo, qué  bonito es andar con él”, repetían María y decenas de indígenas evangélicos que se concentraron para protestar contra las medidas económicas dispuestas por el gobierno de Lenín Moreno.

“Con la subida de la gasolina, todo se pone caro, la papa, el pasaje”, dijo María, comerciante de un mercado del norte de la ciudad. Rosa, de unos 20 años y con vestimenta indígena, también rechazó las medidas. “Somos todos indígenas, no somos de ninguna organización, venimos a luchar por todo el país, porque con el alza del transporte todo ha subido”, comentó la tarde del miércoles después de cruzar a pie el puente de la Unidad Nacional que conduce a Durán, cerrado ese día al tránsito vehicular. 

Las alabanzas y reclamos de María y Rosa contrastaron con la agresividad que a pocos metros mostraron grupos de personas, de entre 20 y 55 años, que llegaron desde zonas populares de Guayaquil como el suburbio, Las Malvinas, Guasmo o la Trinitaria.

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Con palos, piedras y cables en sus manos, se agruparon en las esquinas. Unos, sin camisa y cargando mochilas, avanzaban por la avenida 9 de Octubre y, ante la represión con gas lacrimógeno,  retrocedían y se dispersaban.  Después de unos minutos volvían con consignas políticas: “Fuera Lenín, fuera”, “Constituyente, ya”. 

Otros, en cambio, buscaban piedras de las jardineras regeneradas o sacaban adoquines para lanzarlos a la Policía, que con toletes reprendía a los manifestantes, hombres o mujeres. Por la tensión, los pocos negocios abiertos cerraron sus puertas para evitar los saqueos y destrozos que ha vivido en el país en estos once días de paralización, que ha dejado unos seis muertos, decenas de heridos, pérdidas económicas por casi $ 3.000 millones y a Quito como escenario de guerra.

Edificios patrimoniales del centro histórico afectados, piedras regadas por las calles y que han sido usadas como armas, hollín de llantas quemadas y bombas molotov caseras, y palos por las vías aledañas a la Plaza Grande, donde se ubica el Palacio de Carondelet.

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 Desmanes sin precedentes y represión desmedida. “El vandalismo es un elemento suigéneris en las protestas en Ecuador”, analiza el sociólogo y académico cuencano Patricio Carpio, quien considera que en la violencia confluye el descontento por las medidas económicas, el desempleo y la falta de educación de la población, lo que aprovechan ‘oscuros grupos políticos que están detrás de los vándalos’. “Lo que más corrompe a la población es el populismo, que aflora en momentos de convulsión social”, remarca el sociólogo. 

A inicios de semana, el Gobierno anunció en cadena nacional la injerencia del correísmo en las violentas manifestaciones y acusó a Rafael Correa, Ricardo Patiño, Paola Pabón y Virgilio Hernández, de buscar un ‘golpe de estado’ en el país. “El caos lo ha producido su gobierno @mariapaularomo La paz volverá cuando se bajen las medidas, su gobierno fascista no le durará toda la vida”, respondió en su cuenta de Twitter Pabón, prefecta de Pichincha.

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Otros dirigentes correístas también desmintieron su supuesta injerencia en las protestas, que a escala nacional ha provocado más de 750 detenidos.  Solo en la violenta toma de las instalaciones de la Asamblea Nacional, el martes pasado, se detuvo a 73 personas, luego liberadas; doce de ellos adherentes de Alianza PAIS  y diez exfuncionarios  del régimen anterior, según los registros revisados por este Diario.

En Guayaquil se detuvo a 241 personas del 3 al 9 de octubre. De ellos, 233 ecuatorianos y 8 extranjeros (4 venezolanos, 3 colombianos y 1 portugués-colombiano). Entre los apresados constan siete adherentes a Alianza PAIS y tres funcionarios públicos, dos de ellos desde el gobierno anterior.

“Hay personas infiltradas, grupos delincuenciales, pueden ser extranjeros u organizaciones políticas”, dijo el coronel Fausto Salinas, comandante de Policía de la Zona 5 (Los Ríos, Guayas –sin Guayaquil–, Santa Elena, Galápagos y Bolívar).

Entre los detenidos, afirmó el vicepresidente Otto Sonnenholzner, hay un número “importante” de extranjeros, quienes declararon haber recibido de 40 a  50 dólares por acudir a las protestas. Mientras que la ministra de Gobierno, María Paula Romo, informó de 17 apresados en el aeropuerto de Quito, la mayoría venezolanos que tenían en su poder información sobre la movilización del presidente y vicepresidente.

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Posteriormente fueron liberadas 13 personas y procesaeron a cuatro (dos venezolanos, un cubano y un ecuatoriano) por asociación ilícita.

“Ninguna duda que existen venezolanos”, dijo Lenín Moreno el jueves y agregó que se recopilan pruebas de la presencia de disidentes del grupo guerrillero colombiano FARC en las manifestaciones. “También hay un grupo delictivo que se llama Latin King”, agregó.

Esta agrupación urbana ha sido cercana al régimen correísta. Uno de sus dirigentes acompañó a Rafael Correa en su gira por China en 2014.

“Los Latin King somos gente de paz”, respondió en un comunicado en Twitter el legislador correísta Ronny Aleaga y agregó: “Mis hermanos nada tienen que ver con los graves y lamentables hechos públicos”.

La agitación también se vivió en las redes sociales, en las que se compartían noticias falsas para crear temor en la población. Desde cuentas que incluían en sus perfiles frases como ‘la revolución de los zánganos’ o con la etiqueta #yotambiensoyzangano se incitaba a la violencia y se hacía alusión a lo dicho por el presidente de la República, Lenín Moreno, la semana pasada: “Que quede claro, se eliminó el subsidio, se acabó la zanganería”.

“Las redes muestran la posición política de la gente, pero también crean ambientes que no son reales, ambientes de incertidumbre y agitación”, explicó el sociólogo Carpio. (I)

 

Cualquier persona con la cara cubierta será sacada de las movilizaciones. No podemos permitir que personas infiltradas hagan este tipo de desmanes”, Manuel Gonzaga G, presidente del Pueblo Montubio de Ecuador.

 

La policía sabe, el Gobierno sabe..., ya están identificadas las personas, grupos. Verdaderamente lo que me preocupa es que no actúan, deberían haber actuado hace rato”, Abel Gómez, presidente de la Federación de Transporte Interprovincial.

 

 

Hay muchos que han sido partidarios del señor Correa y creo que por ahí va la cosa. Eso se escucha, pero no puedo afirmarlo. No participamos (en el paro), porque no podemos crear caos”, Guillermo Rosero, presidente de la Unidad Agropecuaria Nacional.

 

 

En el primer día de paro hubo saqueo y ahí no estábamos los indígenas, ahí estuvo gente de Guayaquil... Son gente ajena a las organizaciones sociales”, Ernesto Toledo, síndico de Federación de Comerciantes Minoristas del Guayas.

 

 

Hay infiltrados. Y por eso hemos resuelto que cada comuna y cada organización que identifique a estas personas, será sometido a justicia indígena”, Leonidas Iza, líder del Movimiento Indígena del Cotopaxi.

 

Si tienen que meterlos presos, estamos de acuerdo, porque no venimos para eso. Lo que no queremos es que se busque un culpable donde no lo hay, tampoco que nos usen como tema político”, Andreu Castro, presidente de la Fundación Mueve.