El séptimo día del Paro Nacional terminó con un saldo de cuatro manifestantes heridos de gravedad y 12 policías con golpes leves. Un joven que fue impactado por un casquillo con gas lacrimógeno en su rostro finalmente perdió su ojo.

Desde la Defensoría del Pueblo se denunciaron cuatro casos en la Fiscalía y desde la Gobernación se siguen verificando los ataques.

A diferencia de días pasados, este jueves las calles aledañas a la Gobernación del Azuay tuvieron un resguardo adicional. Además de las vallas metálicas colocaron grandes cercos de púas y piquetes militares.

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La delegada de la Defensoría del Pueblo, Verónica Aguirre, informó que las cuatro denuncias presentadas al Fiscal provincial incluyen a un joven que fue arrastrado por los uniformados en el Centro Histórico, otro golpeado con una bomba lacrimógena en la plaza de San Francisco, un tercero que fue golpeado dentro de una casa ubicada frente al Museo de las Conceptas y otro que también fue herido en el centro de la ciudad.

En cada uno de los casos, dijo, se nota un “uso desmedido de la fuerza”. Sobre estos reclamos el gobernador del Azuay, Xavier Martínez, respondió en varias entrevistas radiales que estaba investigando el caso.

La primera marcha inició a las 10:30 desde el parque de San Blas donde se agruparon gremios de trabajadores, transportistas turísticos, feministas, estudiantes y otros que se juntaron cuadras más adelante con representantes de parroquias rurales y estudiantes universitarios. De ahí en adelante las movilizaciones no cesaron y los enfrentamientos se intensificaron hasta pasadas las 17:00.

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Los actos de violencia también generaron daños a los bienes públicos de parte y parte. Mientras los protestantes rompían veredas para lanzarlas a los gendarmes, ellos tomaron las macetas públicas y armaron una barricada para protegerse.

Este día también un grupo de ciudadanos se autoconvocaron para realizar un Plantón por la paz, mismo que no tuvo una mayor acogida y agrupó a menos de 30 personas. (I)