La reactivación de la confrontación; la intensificación de la violencia; el poder y la capacidad de desestabilización de las disidencias que se consolidó en distintos territorios; el crecimiento de grupos armados ilegales, entre otros escenarios, ya advertían la fragilidad del Acuerdo de Paz firmado en el 2016 entre el gobierno colombiano del entonces presidente Juan Manuel Santos y la guerrilla de las FARC.

En medio de las diferencias por la implementación de lo acordado la confrontación se mantenía activa, refirió la Fundación Ideas para la Paz en un estudio en abril pasado.

El llamado que hizo el exjefe negociador del acuerdo, Iván Márquez (cuyo nombre real es Luciano Marín), a retomar la lucha armada, invitando incluso a unirse a la guerrilla del Ejército de Liberación Nacional (ELN), suma otro de los mayores temores.

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El mensaje podría calar en los 4.600 rebeldes, disidentes que se apartaron del acuerdo y del ELN, publicó AFP.

Márquez dijo que el Estado ‘traicionó’ el acuerdo. Alegando incumplimientos, muchos guerrilleros se apartaron y comenzaron actividades de narcotráfico y minería ilegal en selvas y montañas, en donde también han atacado a militares.

León Valencia, director de la Fundación Paz y Reconciliación, cree que con Márquez se da paso a la unificación de los disidentes “bajo una nueva guerrilla” que, en coordinación con la del ELN, podrían configurar un “nuevo fenómeno de violencia” en el país.

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Mauricio Gándara, analista internacional y exdiplomático ecuatoriano, advierte que uno de los riesgos de mayor gravedad está por el lado de Venezuela, por la actitud radical del actual presidente colombiano, Iván Duque, contra el gobierno de Nicolás Maduro.

El país petrolero vive una delicada situación con una división de dos gobiernos, donde Maduro “no ha perdido el control de todo y va a tratar de aprovechar de las propias ELN y de los que anuncian que van a continuar las operaciones, esas van a ser apoyadas por Maduro, indudablemente”, refiere.

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Un nuevo escenario de conflicto armado que vuelva a causar desplazados es un riesgo que está latente, advierte Gándara, quien cree que en el caso de la frontera con Ecuador, es una tierra en la que más han dominado las fuerzas guerrilleras que las fuerzas del orden ecuatoriano. “Quedó tan evidente con las acciones en San Lorenzo... Ecuador tenía muy poca presencia”.

En varios municipios de Caquetá, el Meta y Putumayo (departamentos de Colombia), el Acuerdo de Paz está comprometido por la amenaza y la afectación que ejercen grupos armados ilegales sobre las poblaciones, indica la Fundación Ideas para la Paz.

En esas zonas han pasado de la expectativa que generó el acuerdo, que contempla 578 compromisos, a la incertidumbre sobre su implementación.

Asesinatos, secuestros y ataques contra militares y la infraestructura económica del país se redujeron considerablemente tras el acuerdo.

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En medio de una sociedad polarizada, colombianos como Andrés Bermúdez lamentan el nuevo escenario en el país y resaltan avances como la nueva vida de exguerrilleros involucrados en proyectos productivos; que acompañan a expediciones; que confeccionan muñecas; otros son sastres; emprendedores en el área turística o hasta convertidos en actores como Wilson Salazar, que participó en la cinta Monos y es la postulación colombiana a los Premios Óscar este año.

En tanto, el líder de las desmovilizadas FARC, Rodrigo Londoño, alias Timochenko, dice que la mayoría de ellos quiere la paz. (I)