El espacio educativo es el espacio perfecto para que todos los niños, independiente de su género, desarrollen al máximo sus capacidades y tengan el máximo de oportunidades, entonces, es necesario que haya una perspectiva de género, dice la chilena Valentina Hormazábal, quien la semana pasada ofreció la charla ‘Buenas prácticas educativas relacionadas a la equidad de género’, en el marco del Encuentro regional de buenas prácticas inclusivas en la comunidad educativa.

El evento fue organizado por el Ministerio de Educación en Guayaquil, al que asistieron cientos de profesores, psicólogos educativos y otros profesionales que trabajan en inclusión educativa.

“Si no hay esa perspectiva de género en el sistema educativo, va a seguir siendo normal que si a la chica no le va bien en matemáticas, no es tan malo porque puede dedicarse a la cocina, y al chico que no le va bien en arte, está bien porque es hombre”, pone como ejemplo Hormazábal, quien es matrona, una profesional de salud que trabaja en su país viendo todo el ciclo de las personas en el tema de salud sexual y reproductiva, y orienta en ese tema al sistema educativo. “Las matronas también atendemos partos”, puntualiza.

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Si estamos hablando de buenas prácticas educativas, el tema de género tiene que ser el eje transversal, de hecho el quinto punto de desarrollo sostenible de la ONU es lograr la equidad de género y el empoderamiento de las mujeres, y eso aplica a todas las áreas: salud, educación, trabajo, arte, etc.”, manifiesta Hormazábal.

La cuestión de asignar roles según el género es algo cultural, que está muy arraigado y pasa también con los profesores, indica Hormazábal.

“Hay varios estudios al respecto, uno de ellos habla de que cuando hay dudas, los profesores tienden a darle la palabra a un hombre y va a invertir más tiempo en una explicación de calidad, y eso se traduce en diferencias en las notas; también hay más felicitaciones por las materias duras; el mismo espacio, en recreo por ejemplo, son los chicos los que se adueñan del espacio y las niñas se quedan en la esquina, y si se queda en la esquina, en el recreo también va a hacer que se quede en la esquina en la vida”, pone como ejemplos.

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Hay que trabajar en los currículos, sostiene. “En Chile, por ejemplo, un estudio determinó que en el 80 por ciento de los textos escolares que saca el Ministerio de Educación, los protagonistas son hombres, en historia, en arte, en matemáticas, en ciencias naturales, lenguaje, entonces las chicas no tienen suficientes referentes femeninos para decir yo quiero ser como ella o hacer lo que hizo o hace ella”, añade.

Hay también un currículo oculto, dice, como que a danza no entran chicos o a fútbol no entran niñas, y eso tiene que ver más con reglamentos internos en los planteles educativos.

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“Desde pequeños, por ejemplo, para entrar al salón se suele hacer una fila de niños y otra de niñas, por qué no romper un día esa regla y decir que entran primero a clase quienes primero armen el rompecabezas, entonces si un niño entra un día con las niñas, comenzará a ver con otros ojos lo que sucede a su alrededor”, manifiesta.

Pero primero, prosigue Hormazábal, hay que trabajar con los profesores, para que ellos mismos empiecen a cuestionar esas prácticas diarias y que luego ellos lo hagan, pero suavemente, con empatía, sin violencia.

Hormazábal también habló de la importancia del enfoque de género con los estudiantes con discapacidad. “Son personas tan vulnerables o más al acoso de cualquier tipo, sobre todo al sexual, y tienen que conocer sobre sus derechos y estar preparados para saber ayudarlos”, puntualiza.

El encuentro se realizó el miércoles 21 y jueves 22 de agosto en el auditorio del Instituto Tecnológico Bolivariano, en la Atarazana. Estuvieron presentes las principales autoridades de educación del país, como la ministra de esa cartera, Monserrat Creamer.

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Entre los temas que se expusieron estuvieron: Marco normativo de educación inclusiva: enfoque de derechos; Necesidades educativas especiales, Adaptaciones curriculares, Metodología y estrategias de aula para los distintos tipos de necesidades educativas especiales asociadas y no asociadas a la discapacidad, abordaje en superdotación. También Abordaje de sexualidad en estudiantes con discapacidad, Prevención de violencia sexual en estudiantes con discapacidad intelectual, Comunidades educativas inclusivas sostenibles, entre otros. (I)