Matilde Franco Villamar, de 19 años, va desde hace dos semanas, de 10:30 a 16:30, de lunes a viernes, hasta la zona industrial de la vía a Daule, a Novacero, en cuya planta de enormes galpones se fabrican soluciones de acero para la construcción.

Por ahora ella cumple con un proceso de inducción para conocer el proceso productivo de la fábrica y luego, ya con el entrenamiento necesario, comenzar a operar una máquina soldadora. Es la única mujer entre cientos de hombres, además de una supervisora.

Matilde es una de los 62 jóvenes que son parte del Bachillerato Técnico Productivo (BTP) en Guayaquil, que lo ofrecen 6 unidades educativas fiscales actualmente.

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El BTP surgió en el 2016 como una nueva oferta formativa; se trata de un complemento del Bachillerato Técnico, es optativo, tiene un año de duración adicional.

Surgió porque muchos jóvenes no podían ingresar a la universidad ni conseguir empleo por la falta de experiencia”, dice Jéssica Lizano, directora del BTP de la zona, y añade que “desarrolla en los estudiantes capacidades y competencias específicas, adicionales a las del Bachillerato Técnico”.

Los BTP los ofrecen los colegios con bachillerato técnico; pero no todos lo tienen aún. En el país lo ofrecen 46 instituciones educativas y lo cursan 931 estudiantes.

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Por ello Matilde, que se graduó de Bachiller Técnico en Procesos de soldadura en la Unidad Educativa Fiscal Augusto Mendoza Moreira, sigue la misma figura en el BTP que ofrece el mismo colegio.

Actualmente el BTP brinda 14 figuras profesionales y son temporales, dependen de la demanda que exista en el campo laboral.

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En el BTP deben cumplir con 1.200 horas: 600 académicas y 600 prácticas; el orden es flexible de acuerdo a las necesidades de las empresas que realizan convenios con el Ministerio de Educación para acoger a los estudiantes en sus instalaciones.

Matilde, por ejemplo, junto a otro compañero, va de 07:00 a 09:00 a clases y luego a la fábrica.

Lizano indica que así como los horarios, los currículums son flexibles y se adaptan a los requerimientos de las empresas, aunque existe un tronco común en todos. “Hay que recordar que ellos ya son bachilleres técnicos en esa especialidad y tienen conocimientos”, precisa Lizano.

Pueden ingresar bachilleres en ciencias a BTP en la figura de Gestión Empresarial en Ventas, después de pasar algunas pruebas.

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Ruth Hernández, funcionaria del Ministerio de Educación, a cargo de los convenios con las empresas, explica que el BTP no empieza y termina como el año lectivo normal, sino cuando se concreta un convenio.

Los estudiantes no reciben sueldo, además de alimentación “reciben incentivos como el transporte y la posibilidad de formar parte de la nómina”, dice Hernández. El Ministerio de Educación cubre un seguro contra riesgos para cada estudiante mientras se forma en la empresa.

Ya viven la experiencia

El objetivo de Matilde, que creció viendo a su padre soldador, es montar un taller de soldadura, aunque Carolina Tinoco, de Recursos Humanos de Novacero, dice que la empresa está empeñada en incrementar el número de mujeres en la parte técnica.

En tanto, en la vía Durán-Tambo, en Audiolec, fábrica ensambladora de televisores, Kevin Moncayo, de 18 años, frente a un espejo hace pruebas de la imagen con un televisor HD. Kevin, estudiante del BTP del Instituto Técnico Simón Bolívar en la figura de Ensamble y mantenimiento de equipos electrónicos, es parte de una de las líneas de ensamble de la fábrica, formada por 30 técnicos, y debe estar atento a sus funciones y hacerlo rápido para pasar la posta. Cada línea de ensamble cumple con un promedio de entre 600 y 700 unidades (televisores) en un turno de ocho horas.

Como Kevin, hay otros 18 chicos, también del Simón Bolívar, trabajando en las líneas de ensamble, donde se los coloca intercalados con operadores de la fábrica. Ellos tienen un mes recién en Audiolec y según Gustavo Avellán, jefe de planta, se hizo una selección considerando sus destrezas manuales. “Necesitamos encontrar velocidad y eficiencia en el proceso, ellos saben que están cumpliendo una labor seria, y contamos con el soporte del instituto, que están siempre pendientes”, dice Julio Chicaiza, tutor de los chicos en la fábrica.

Algunos de los chicos, mientras estudiaban el BT, ya habían pasado por Audiolec, como Javier Huayamave, que ahora está en el departamento de reparaciones.

Mientras Kevin aspira a ser parte de la nómina, Javier quiere montarse un taller.

Antonio Haz, gerente de Audiolec, se muestra satisfecho con el desempeño de los estudiantes. “Hemos optado por personal recién graduado, de colegios técnicos o politécnicos, para formarlos, porque salen con la mente abierta para aprender. Esta es una gran escuela de formación, unos se quedan y otros montan sus propios negocios”, dice.

“Es reconfortante el compromiso de las empresas, muchos de los estudiantes se quedan trabajando o emprenden”, finaliza Lizano. (I)

Colegios con BTP en Guayaquil:

  • Unidad Educativa Fiscal Augusto Mendoza Moreira
  • Unidad Educativa Fiscal Patria Ecuatoriana
  • Colegio Técnico Experimental 28 de Mayo
  • Instituto Técnico Fiscal Simón Bolívar
  • Colegio Fiscal Técnico Industrial José Peralta
  • Unidad Educativa Fiscal Chongón