Hace pocos días el Banco Mundial presentó su informe “La naturaleza cambiante del trabajo”, que aborda cómo la tecnología le da un nuevo rostro a la estructura del trabajo. Truman Packard, miembro del equipo que realizó la investigación, explica el papel de la tecnología y la necesidad de que los países se adapten a las circunstancias cambiantes, pese a la rigidez de sus instituciones.

¿Cómo generar más trabajo, si la tecnología reemplaza cada vez a más personas?

La tecnología reemplaza tareas, no necesariamente a las personas. Al reemplazar algunas tareas de cada oficio, la persona tiene más tiempo para hacer otras cosas que la máquina no puede. La tecnología puede hacer un mercado más competitivo, en el que se generan servicios más baratos, hay más demanda, y se crean nuevos puestos de trabajo. Un ejemplo es la llegada de la maquinaria agrícola, no destruyó los empleos, sino que generó que el agricultor sea más productivo y muchos migraron a otros sectores.

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¿Cómo está la región en acceso a la tecnología que generaría mayor empleo?

El acceso a la banda ancha es un reto que tienen todas las regiones. Debería ser como el acceso al agua o a la luz, debe estar en la agenda de los gobiernos. En la región también se ha visto rigidez institucional tanto en la política pública como en la economía.

¿Cómo resolver el problema de la rigidez institucional versus los cambios tecnológicos?

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Las instituciones son producto del diálogo social y el consenso, y hay que tomarlo en cuenta porque no debiéramos ser víctimas de nuestras instituciones, que más bien deben ser herramientas para el bienestar.

En Ecuador se están debatiendo reformas laborales. ¿Este debate está fuera de foco tomando en cuenta esas circunstancias que vienen desde la tecnología?

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Creo que el debate está bien ubicado, igual que en otros países. A eso le añadiría un punto más, que es cómo clasificamos estos nuevos trabajos que aparecen: ¿son trabajadores, son empleadores, son uno y otro a la vez? Donde hay mayor confianza entre las partes, las instituciones se adaptan con mayor facilidad.

¿Eso existe en la región?

En todos los países de Latinoamérica hay un clima de enfrentamiento entre labor y capital. Estos conceptos ya no calzan. En los países con sectores informales, hay mucha diversidad en cómo la gente se mete en el mercado: a veces como autónomo, empleado, socioaccionista... Las conversaciones deben hacerse tomando en cuenta que en un momento vamos en un lugar y mañana podemos estar en el otro. Debemos sacar normas que nos van a convenir a todos en algún momento.

Pero la informalidad se ve como un tema preocupante. ¿Cuál es su opinión?

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No debiera importar tanto si uno trabaja o no de manera informal. Si la persona es calificada como informal porque no puede acceder a la protección social, se debería cambiar la normativa sobre eso. La cotización individual y del empleador pueden ser importantes, pero la cobertura frente a los siniestros es más importante, no debe depender de esto. Estoy hablando de cubrir el siniestro de caer en la pobreza. (I)