Hasta la cooperativa Nuevo Rumbo, en la isla Trinitaria, llegó este lunes un bus proveniente de Quito. Ahí venían los compañeros de Mauricio Quiñónez, el futbolista de 18 años asesinado la madrugada de este domingo cerca de la vivienda de su madre.

Los jóvenes y algunos dirigentes llegaron para darle el último adiós a la joven promesa que militó con ellos en el club Independiente Junior y que jugó su último partido el viernes 10 en Vinces, Los Ríos.

“Luego del partido se vino para Guayaquil para pasar el Día de la Madre con su familia, y mira qué sucede”, expresó ayer Narciso Mina, exfutbolista y tío político de Quiñónez, quien apoyó al deportista para ingresar al fútbol.

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Los moradores también se mostraron afligidos, algunos miraban desde sus ventanas, otros se acercaban para saludar y los niños incluso intentaban tomarse fotografías con los futbolistas.

Aunque es un sector considerado crítico por las autoridades, con un alto índice de consumo y tráfico de sustancias, este lunes el barrio del futbolista se llenó de vehículos de alta gama, pues uno por uno iban llegando los deportistas para darle el pésame a su madre, quien solo se mantuvo abrazada al féretro.

“Estamos destrozados, pues Mauricio era un joven sano que nos hacía sentir orgullosos en cada partido. Su futuro era prometedor”, dijo una de sus tías, quien explicó que su sobrino acababa de llegar al sector y una vecina le pidió que le hiciera el favor de llevarla con su hija más adelante.

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“Como él estaba manejando le dijo que la llevaba, y le pasó esto”, lamentó la mujer, que manifestó que el deportista sería sepultado hoy, pero no especificó dónde.

La Policía aprehendió la madrugada del lunes a Leyther N., uno de los tres presuntos implicados en la muerte del futbolista, que fue hallado este domingo en el interior de un carro en la isla Trinitaria.

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Y aunque la familia insiste en que la muerte se debe a un robo, Édisson Valverde, jefe de la Unidad de Muertes Violentas de la Policía, descartó esa hipótesis y dijo que se investiga si se trató realmente de una venganza, pues el hermano del jugador era investigado por un asesinato.

La institución señaló que unidades de investigación, junto con la Fiscalía, indagan para determinar las causas exactas del hecho.

Un allegado a Quiñónez, que lo acompañaba el día del crimen, fue quien colaboró con la Policía en la captura de uno de los tres hombres que llegaron en moto y abrieron fuego.

“Yo no los conocía, la policía me dio un álbum y yo reconocí a los tipos”, dijo el testigo.

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El deportista de 18 años recibió un disparo en el costado izquierdo y la bala se alojó en el pulmón, explicó Valverde.

La familia del joven contó que tras el hecho se produjo una riña, pues el acompañante de Quiñónez, quien resultó ileso, manejó hasta el hospital del IESS pero fue amenazado con un arma por la policía y fue seguido por los patrulleros.

Según la familia, la suegra del fallecido resultó con una herida en la pierna durante esos minutos de tensión.

La Policía aclaró que ya paramédicos de una ambulancia lo habían declarado muerto en el carro y que por eso no permitían a la familia moverlo, para no contaminar la escena del crimen; sin embargo, fue llevado al hospital.

Un policía también resultó herido durante la detención de Leyther. Ocurrió la madrugada del lunes en la coop. Valladolid, también en la isla Trinitaria.

El sujeto ayer recibió una orden de prisión preventiva por 30 días. Autoridades revelaron que era buscado también por otro asesinato en febrero.

Sospechoso

Las autoridades mencionan que en los allanamientos realizados la madrugada del lunes para aprehender a Leyther N., el principal sospechoso de la muerte de Quiñónez, debió intervenir el Grupo de Intervención y Rescate (GIR) y detallaron que fueron recibidos a pedradas por los moradores y un policía resultó con una herida en la cabeza. Leyther era buscado por otro asesinato en febrero en el mismo sector de la isla Trinitaria. Los otros dos sospechosos que acompañaban a Leyther en la motocicleta ya fueron identificados y las autoridades los buscan.

 

 

Estamos destrozados, pues (Mauricio) era un joven sano que nos hacía sentir orgullosos en cada partido. Su futuro era prometedor. Él salió en el carro para llevar a una vecina hasta afuera”.

(I)