“¡Lula libre ahora!” se leía en la cuenta de Twitter del expresidente brasileño, preso desde abril, poco después de que se publicara una orden de liberación, que desató una polémica batalla judicial. Su efecto quedó anulado al final de la tarde de ayer cuando el presidente de un tribunal dispuso que Lula siguiera detenido.

Rogerio Favreto, el juez de guardia del Cuarto Tribunal Federal Regional (la corte de apelaciones que aumentó de 9 años y medio a 12 años y un mes la pena de cárcel para el expresidente), dispuso la excarcelación de Luiz Inácio Lula da Silva, tras aceptar un pedido de habeas corpus presentado el viernes por el Partido de los Trabajadores (PT).

Y mientras la prensa brasileña recordaba que el magistrado estuvo afiliado al PT de 1991 a 2010, poco después sin que los seguidores del exmandatario tuvieran casi tiempo de celebrar la liberación, el juez relator de la causa Lava Jato en ese tribunal, João Pedro Gebran Neto, ordenó cancelar la medida de liberar al expresidente.

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Pero en medio de un ir y venir de criterios, el juez Favreto volvió a la carga y poco después emitió una nueva orden en la que pedía la liberación de Lula en el plazo de una hora.

Favreto argumentaba que su encarcelamiento le había negado a Lula su derecho a competir en las presidenciales de octubre. El exmandatario ha dicho que sigue siendo candidato, y es puntero en las encuestas.

Pese a estar oficialmente de vacaciones, el juez de primera instancia Sergio Moro, el que condenó a Lula en julio del 2017, afirmó que Favreto carecía de competencia para ordenar la liberación y pidió formalmente al juez Joao Pedro Gebran Neto, “el relator natural del caso”, que tomara cartas en el asunto.

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La Fiscalía General también pidió a la corte de apelaciones suspender la concesión del habeas corpus por considerar que el juez Favreto no tiene competencia y que no hubo ningún acto ‘ilegal’ en la orden de prisión decretada por Moro.

Al final de la tarde, el presidente del tribunal, Carlos Eduardo Thompson Flores Lenz, intervino para tratar de resolver la disputa y falló que Lula debería seguir en prisión.

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Dos analistas dijeron que eso debía dejar el asunto resuelto, al menos por el momento. La defensa siempre podrá apelar a una corte de mayor instancia, y el caos de ayer mostró que la ley brasileña está abierta a la interpretación.

Lula comenzó a cumplir en abril una sentencia de 12 años de prisión por corrupción en la ciudad de Curitiba. El exmandatario ha negado haber cometido delito alguno. (I)