¿Azúcar blanca, morena o edulcorante? Es la pregunta que se repite en la mayoría de cafeterías y restaurantes en Ecuador cuando se compra una bebida. Actualmente, los elevados índices de obesidad, sobrepeso, patologías cardiacas y de diabetes han provocado que personas sanas, que temen a esos males, utilicen edulcorantes no calóricos (ENC) para sustituir el azúcar.

Según cifras del Instituto Nacional de Estadística y Censos (INEC), en 2017 la enfermedad isquémica del corazón fue la principal causa de muerte en hombres y mujeres, con un total de 7.404 defunciones; en segundo lugar se ubicó la diabetes mellitus, luego las enfermedades cerebrovasculares, influenza y neumonía, entre otras.

Además, el Ministerio de Salud Pública (MSP) afirma que el 63,97% de la población, que tiene entre 19 y 59 años, está con sobrepeso u obesidad.

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Estas cifras han impulsado la mayor demanda de este tipo de edulcorante para tratar de evitar estas enfermedades, pero sin evaluar si el uso de estas sustancias causarían efectos secundarios en la salud, según el doctor Iván Chérrez.

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“Estas enfermedades se han convertido en plagas. Por eso se ha popularizado el uso de edulcorantes. La gente cree que el consumo de estas sustancias ayuda a controlar el peso y que no hay riesgos a la salud, sea para personas con sobrepeso o con peso normal, lo que no sería del todo correcto. Los ejemplos de edulcorantes más utilizados son: aspartame, sucralosa, sacarina y estevia”, indica.

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Chérrez sostiene que estudios médicos, publicados el año pasado, sugieren que el consumo de bebidas endulzadas artificialmente está asociado al incremento de la demencia y a derrames cerebrales.

“En 2017 la revista norteamericana Stroke publicó el estudio ‘Las bebidas azucaradas y endulzadas artificialmente y los riesgos de incidencia de derrames cerebrales y demencia senil’. Allí se refieren las posibles patologías que provocarían los edulcorantes”, añade.

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Según ese análisis, durante siete años los investigadores estudiaron los hábitos de alimentación de miles de personas sanas mayores de 45 años en Massachusset, en Estados Unidos.

El análisis determinó que los consumidores de edulcorantes artificiales tuvieron una tendencia a desarrollar demencia y accidentes cardiovasculares, pero no pudo probar que tomar bebidas artificiales fuera la causa de las enfermedades.

Chérrez afirma que en Ecuador el problema podría ser mayor debido al sistema de etiquetado de productos procesados que se aplica desde 2014.

“Las empresas, en especial de bebidas azucaradas, para bajar el color en sus semáforos han optado por endulzar sus productos con edulcorantes y estas bebidas las estamos consumiendo personas sanas”, dice.

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Semáforo: Desde 2014, los alimentos procesados como las bebidas azucaradas muestran la cantidad de grasa, sal y azúcar que tienen, a través de colores. Foto: Ricardo Zambrano. 

Christian Wahli, presidente de la Asociación Nacional de Fabricantes de Alimentos y Bebidas (Anfab), confirma la utilización de ENC para reducir la cantidad de azúcar que utilizaban en sus productos.

“Se impuso un semáforo que distorsiona las cualidades de un producto, entonces las empresas invirtieron en reformulaciones. Actualmente, la mayoría de las bebidas están fuera del color rojo porque se reformuló con edulcorantes. Las bebidas que están en color verde usan solo edulcorantes y las que están en amarillo mezclan azúcar con edulcorantes”, explica.

Sobre los estudios que alertan de problemas en la salud de las personas por el uso de estos productos, Wahli indica que no son concluyentes. “Yo puedo mostrar cientos de informes que aseguran que son dañinos y otros cientos que aseguran que no ha pasado nada, es un tema muy complejo. Todos los estudios serios tienen una investigación, firmas de autor, no hay que dejarse llevar por las redes sociales. Tengo estudios de cinco edulcorantes que dicen que no ha pasado nada”, afirma.

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Una revisión que respalda a los ENC es el publicado, en 2017, en la Revista Mexicana de Endocrinología, Metabolismo & Nutrición.

En el texto ‘Posición de la Sociedad Mexicana de Nutrición y Endocrinología sobre los edulcorantes no calóricos’ se afirma que “no existen pruebas claras” de que estos endulzantes causen “trastornos metabólicos en humanos”. Y que su consumo no “debe ser visto como radicalmente bueno o malo”.

Con esto concuerda la médica endocrinóloga del hospital Luis Vernaza, Josefa Palacio.

“Los ENC son sustitutos de la azúcar porque tienen una potencia mayor que esta y con un poder endulzante mucho más alto, con un aporte energético muy bajo. La Organización Mundial de la Salud (OMS) nos habla de una ingesta diaria admisible, que son cantidades muy pequeñas que no podrían dañar al hombre y estas varían según el tipo de edulcorante no calórico. Además, se recomienda su uso en personas con diabetes”, asegura.

La revisión también muestra que los edulcorantes per se no inducen una pérdida de peso “a menos que se evite la compensación energética a partir de otros alimentos y bebidas”.

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Palacio concuerda con esto y afirma que si el uso de estas sustancias van a sustituir el azúcar con un objetivo específico, debe ser con acompañamiento médico. “No es solo tomar ENC y seguir comiendo en exceso, es comer de forma balanceada”, afirma.

El MSP está consciente del debate que genera la utilización de edulcorantes no calóricos, según Carlos Cisneros, subsecretario nacional de Promoción de la Salud e Igualdad.

“Constantemente, estamos analizando evidencia científica a nivel mundial que nos permita fortalecer la regulación de alimentos. Desde 2014 (año que se inició el sistema de etiquetado) ya se tenía conocimiento de estudios sobre la posible afectación de los ENC y actualmente los productos deben declarar que los contienen”, dice.

Alertas: En Ecuador los alimentos procesados también tienen alertas para advertir a los consumidores que contienen edulcorantes. Foto: Ricardo Zambrano

El funcionario indica que organismos internacionales que sirven como referencia para el país como la Organización Mundial de la Salud todavía están realizando estudios sobre estos endulzantes y no han dado insumos a los países para categorizarlos como nocivos.

“El MSP impulsa el consumo de agua y campañas para decirle a la población la necesidad de reducir el consumo de bebidas azucaradas, tengan o no edulcorantes”, asegura.

Además, defiende el actual sistema de alertas para los ENC que se aplican en alimentos procesados. “Es de fácil comprensión, es fácil de leerlo. Los niños y las madres que por lo general deciden qué se compra en sus hogares ya identifican los productos en rojo o que contienen edulcorantes. El consumo de bebidas azucaradas en el país se ha reducido”, añade.

Sin embargo, la médica nutrióloga del hospital Luis Vernaza, Celia Luna, sostiene que los empaques de estos endulzantes así como los productos que los contienen deberían ser más precisos indicando el gramaje del mismo.

Palacio y Luna aconsejan no “satanizar” a los edulcorantes y que su consumo no sobrepase la dosis diaria recomendada por la Organización Mundial de la Salud.  (I)

Las personas sanas no deberían tomar edulcorantes porque existen estudios, evidencias de demencia senil y el peligro de posibles derrames cerebrales". Iván Chérrez, alergólogo.