Son las 08:00 del último lunes de junio, Roberto Romero se prepara para cosechar arroz. Hace tres meses aró la tierra, la fangueó (hizo lodo), sembró y en cuatro ocasiones la fumigó para evitar plagas.

Tira números y dice que con todo eso producir una cuadra le cuesta $ 1.000 y se queja de que su ganancia sea solo de $ 250 por cada cuadra, sin contar al cosechador y el transporte para llevar el arroz a la piladora.

Un cosechador con su maquinaria le cobrará $ 2,50 por saca (200 libras) y por 20 cuadras que tiene en el recinto La Carmela, en Durán, debe cancelarle unos $ 2.500; falta cosechar 23 hectáreas más que tiene en el cantón Samborondón.

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El panorama empeora al intentar vender y en lugar de decir ‘mi arroz vale tanto’, pregunta ‘cuánto me pagas’. Asegura que de un precio oficial de entre $ 32,50 y $ 35,50 por saca –en cáscara, sucio y húmedo– reciben solo entre $ 24 y $ 27, debido a la calificación que aplican las piladoras, donde si solo se quiere pilar cobran entre $1,50 y $ 2,50 por saca.

Estos precios se fijan por los costos del diésel y el gas que deben ocupar en el proceso. Lautaro Quiroz, de la piladora Alexandra, en Yaguachi, asegura que solo les pila a los productores, pero que en otras que les compran el arroz, después de pilado, se vende entre $ 28 y $ 30 el quintal (100 libras).

En Tres Postes, Vanessa Vera habla de otro escollo para los productores, el contrabando. Se refiere al arroz peruano que entra a $ 18 y $ 20 el quintal y se comercializa hasta en $ 24.

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“Eso destroza al productor, no pueden competir”, lamenta Vera, que dice que por eso y el problema del precio abandonó la producción y desde diciembre solo compra y vende. Pasó de recibir máximo $ 26 por saca cuando producía a comprar en $ 27 y $ 30 el quintal –según la calidad–, para vender en $ 32 y $ 35 y ganar $ 5 por quintal.

Javier Chon, presidente de la Corporación de Industriales Arroceros, habla de la ‘clonación’, dice que en Perú se comercializa el arroz en sacos de 110 libras y cuando pasa a Ecuador lo ensacan en 100 libras como arroz de Macará.

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Estima que en 2016 ingresaron 72 mil toneladas de arroz peruano, más de un mes de consumo. En 2017 ingresaron entre 35 mil y 40 mil toneladas y algo similar proyecta para este año.

Responsabiliza del contrabando a la fijación ‘política y no técnica’ del precio oficial y lamenta que eso genere que la cadena tenga muchos actores. “La cadena del arroz es una cadena chira, el productor no tiene plata y el pilador tampoco”.

Según relatos de actores de la cadena, EL UNIVERSO pudo establecer que después de las piladoras un primer mayorista encarga entre 300 y 1.000 quintales, que a su vez los vende a un segundo que compra entre 100 y 150 quintales. Luego llega a un tercer comerciante, un minorista, que compra entre 20 y 30 quintales. Estos venden a los tenderos, que ganan entre $ 8 y $ 10 por quintal, y ya en las tiendas los precios oscilan entre $ 0,45 y $ 0,55 la libra, es decir, $ 45 y $ 55 por quintal. Esto es un aumento, desde que es pilado, de por lo menos $ 25.

Por año
El total anual de siembra en el país es de alrededor de 333 mil hectáreas, de las que 224 mil están en Guayas, 92.000 en Los Ríos, 9.000 en Manabí, 2.500 en El Oro, 2.500 en Loja y 1.800 en la Amazonía norte, según cifras de la Coordinación General del Sistema de Información Nacional del Ministerio de Agricultura y Ganadería.

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Por hectárea
La producción promedio de arroz en el 2017 fue de 5,03 toneladas por hectárea. (I)