Hace 45 años Ecuador contó con uno de sus diplomáticos en un cargo de mando en la Organización de las Naciones Unidas (ONU). Este primer y único embajador fue Leopoldo Benites Vinueza (1905-1996), que fue presidente de la Asamblea General de la ONU, en 1973.

Nació en Guayaquil, escritor, periodista, catedrático y diplomático. Colaboró desde la década de los 30 en la página de Opinión de EL UNIVERSO como Alsino. Su colaboración se extendió hasta años más tarde, pero ya sin seudónimo debido a que se había convertido en una figura pública tras ser apresado por orden del presidente Carlos Alberto Arroyo del Río, en 1942, y permanecer ocho meses en una cárcel en Esmeraldas.

En su encierro escribió Los Argonautas de la Selva, novela histórica que buscó rendirle homenaje al fundador de Guayaquil, Francisco de Orellana.

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Se convirtió en uno de los columnistas más leídos del país y tuvo una participación activa como impulsor en la caída de Arroyo del Río, cuyo mandato concluyó con la “Gloriosa Revolución” del 28 de mayo de 1944. Un año después fue miembro de la Asamblea Constituyente.

Su vida diplomática empezó en 1948 cuando el presidente interino Carlos Julio Arosemena Tola lo nombró ministro plenipotenciario en Uruguay y dos años después embajador en ese país. Fue diplomático en Bolivia, Argentina y México. En 1968, la Organización para la Desnuclearización de América Latina lo nombra secretario general. En 1960, embajador plenipotenciario en la ONU. Dos años más tarde presidió la Comisión Política de esa organización (Nueva York) y en 1965 la Comisión de Derechos Humanos, pero en Ginebra.

En 1973, con el voto unánime de todos los miembros, Benites Vinueza fue nombrado presidente de la Asamblea General de Naciones Unidas, por lo que al año siguiente presidió una Asamblea especial. En 1976 se lo designó presidente de la Comisión de Derechos Humanos de Naciones Unidas. Al regresar al país retomó el periodismo hasta su deceso en 1996. (I)