Los últimos trece días, el nuevo ministro de Economía, Richard Martínez Alvarado, ha debido estirar sus noches y madrugadas y así empaparse del complicado manejo económico de todo un país. Las primeras jornadas se terminaron a las dos y tres de la mañana, para atender horas después entrevistas a primera hora y más reuniones con funcionarios de Finanzas, Hidrocarburos, entre otros.

Economista lojano de 37 años, con una muy buena formación académica, responsable, ecuánime, como lo describen sus amigos, jefes y compañeros del sector privado; ha emprendido una tarea “para valientes”, ahora en el ámbito público. Esta le supone ser “el ministro del ajuste” lo cual no es popular en ningún sector, sentencia Bernardo Acosta, amigo y exjefe de la Cámara de Industrias.

De hecho las principales críticas a su corta gestión tienen que ver con su vínculo con las Cámaras de la Producción. Pablo Dávalos, economista heterodoxo quien fue su profesor, asegura que si bien él fue un excelente alumno, su relación con las Cámaras le causa preocupación. Para Dávalos, la reactivación no va por el camino de las grandes corporaciones, sino de la mano de la pequeña y mediana empresa. Piensa que obedecerá a las Cámaras. En cambio, Acosta dice que conociendo de su seriedad, no cree que ha llegado para hacerles favores a los empresarios, sino para hacer propuestas y solucionar problemas.

Publicidad

Su madre, Mariana Alvarado, también refiere la sorpresa y susto que le causó conocer la noticia: “Mami estás sentada, tengo que darte una noticia”, le dijo el propio Richard, el día de su nombramiento, según ella contó en una entrevista en Ecotel de Loja. “Sabemos que es un cargo de gran responsabilidad, quizás uno de los más difíciles del Gobierno”, dice. Pero siendo católicos confían en que Dios lo ayudará a aplicar sus conocimientos por el bien del país.

En los primeros días de su gestión publicó boletines de deuda; entregó la ley económica, logró el cambio en las cabezas del SRI y Aduanas... A la par cayó el Riesgo País 127 puntos.

José Hidalgo, amigo de aula en la Católica, dice que todo lo que tiene se lo ha ganado a pulso. Tras estudiar en La Salle y en el Bernardo Valdivieso, en Loja, fue a la Facultad de Economía de la Católica, lo que implicó un gran esfuerzo de sus padres, que siendo profesores tenían sueldos modestos.

Publicidad

En esos años, conformaron el equipo de fútbol “Los Ya Basta”. “Richard era el que más hacha repartía en los partidos”, dice bromeando, y reconoce que no eran tan talentosos para el deporte, pero sí tenían gran ímpetu. Así llegaron a tricampeones. Richard continuó con el atletismo y ahora participa en maratones. La última fue en La Patagonia.

En la Cámara empezó como asistente para luego ser director técnico y finalmente ocupar cargos directivos. Muchas noches se lo vio estudiando para su maestría en el IDE. Acosta cuenta que en el primer año que fue jefe de Richard hubo una evaluación denominada 360. En esta todos evalúan a todos y quien obtuvo la mejor puntuación fue Richard, por lo que ganó un pasaje aéreo.

Publicidad

De su natal Loja, Richard heredó una enorme devoción a la Virgen de El Cisne, que le hace regresar en agosto o noviembre para las tradicionales caminatas; así también el gusto por el café lojano que le servía siempre Martita Poveda, su secretaria en la Cámara.

Ella lo describe como un jefe condescendiente, preocupado por su personal; y “perfeccionista como él solo”. Durante los momentos libres de sus largas jornadas, a él le gustaba charlar sobre su esposa Álex y sus cuatro hijos, recuerda.

Como anécdota, Martita indica que ambos cumplen años el mismo mes. Y el año pasado se reunieron a cantarle feliz cumpleaños. “Richard estuvo gratamente sorprendido pero, me pidió a mí que reciba las felicitaciones y soplara las velas”. Fue un momento muy emotivo y habla mucho de su humildad, asegura. (I)