El 24 de mayo, Lenín Moreno cumple un año en el poder, y aún no hay programa económico. Solo medidas para incrementar ingresos gravando a las importaciones, lineamientos escuetos para elevar la carga tributaria de los ecuatorianos de mayor renta, y una prometida reducción de gastos superfluos. Sobre una política de atracción de capitales, circula un anteproyecto de ley preparado por el Ministerio de Comercio Exterior, sin conocerse cuánto del texto será recogido por el presidente.

Lo único vigente es el recargo a las importaciones, adoptado bajo el argumento de que los fondos irían a combatir el contrabando y la evasión aduanera. Pero una decisión de la CAN lo echa abajo. Si el recargo no se cobra a Colombia y Perú, tampoco sería posible cobrarlo a la Unión Europea y EFTA, con los que Ecuador también tiene acuerdos comerciales. El nuevo recargo solo serviría para desviar el comercio hacia esos países en desmedro de otros, no para recaudar más fondos.

La falta de un programa preocupa. Hay el pronunciamiento de la Contraloría de que se ha superado el tope de la deuda. Se requiere cuanto antes que la Asamblea autorice a que al menos por esta vez, el Ecuador se endeude nuevamente. Pero la A samblea no lo puede autorizar sin que el pedido venga acompañado de un programa que apunte a la gradual reducción del déficit fiscal, que requiere un exagerado endeudamiento. Los compradores potenciales de bonos están al tanto de que cualquier emisión sin esta autorización sería ilegal. Los inversionistas se quedaron también sin la oportunidad de escuchar los planes gubernamentales en la cita del FMI y Banco Mundial en Washington, ya que la m inistra Viteri canceló la confe rencia programada. La ministra no habría querido dialogar con los inversionistas por la falta de sustento del anunciado programa.

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El riesgo país del Ecuador sube: es uno de los cinco países cuyos bonos rinden el mayor interés; los otros cuatro son africanos.

Con un programa creíble, tanto de reducción de gasto, incremento de ingresos, como mejora del entorno de inversión, los agentes económicos nacionales verían disipar la incertidumbre y retomarían la inversión, lo cual es indispensable para paliar el problema de desempleo. La convalecencia de la situación fiscal y la reactivación de la inversión privada nacional atraerían inversión extranjera y facilitarían la colocación de bonos. A la convalecencia contribuiría la recuperación del precio del petróleo, que debe generar ingresos fiscales adicionales de cerca de un mil millones de dólares este año.

Se entiende que el presidente Moreno tuvo como primera tarea zafarse de las ataduras con que el Gobierno anterior lo dejó maniatado. Que por eso se pospuso el programa económico. Todavía queda mucho por hacer, por ejemplo, el destape integral de la corrupción. Hasta ahora solo ha escarbado en la superficie. La esperanza es que el Consejo de Participación nombre a los organismos de control a ciudadanos comprometidos con el destape.

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Pero la falta de un programa comienza a pasarle factura al presidente; cae su popularidad, y con el tiempo será más difícil convencer a la población de que el problema económico que se busca resolver es heredado del Gobierno anterior.

Que el programa no se haga esperar más. (O)