Édison Prado entró bajo la lupa de la DEA de Estados Unidos hace dos años por la importante cantidad de droga que llegaba a ese territorio. Fue allí cuando esta agencia alertó a las autoridades colombianas, que comenzaron su rastreo.

En los últimos dos años lograron decomisarle 150 toneladas de droga en diferentes operativos, y cerca de 80 integrantes de su estructura fueron detenidos, según la revista colombiana Semana.

Con sospechas de que estaba siendo monitoreado, Prado retornó a Ecuador, que no cuenta con un convenio de extradición como lo tiene Colombia.

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Los agentes colombianos contactaron a la Policía de Ecuador para vigilar a Prado e intentar que este vuelva a cruzar a Colombia para su captura.

Así, una atractiva oficial encubierta fue enviada a Ecuador con la idea de acercarse al ‘capo’. Se hizo pasar como una caleña que había llegado en busca de oportunidades. La revista Semana señala que ella comenzó a frecuentar el gimnasio y los lugares adonde iba Édison Prado.

El ‘capo’ entabló una relación de amistad. Después de varios meses, la agente le dijo que debía regresar a Cali por un asunto familiar, pero siguieron en contacto telefónico.

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Ella lo convenció de visitarla para irse de paseo en Semana Santa. Prado entró el Miércoles Santo ilegalmente a Colombia por Ipiales. En una camioneta blindada, conducida por el segundo de su cartel, llamó a su amiga a decirle por donde iba. Unos kilómetros más adelante lo estaba esperando un retén de la Policía colombiana. (I)