El expresidente de Brasil Luiz Inacio Lula da Silva afirmó este lunes que los ataques que recibió en los últimos meses respondieron al miedo de sus adversarios a que vuelva a ser candidato en 2018, una decisión que no tiene tomada pese a estar "en edad" de jubilarse.

"Me están llamando de todo, divulgando mis conversaciones telefónicas (...) por miedo a que vuelva", afirmó en un acto con movimientos sociales y sindicales en Rio de Janeiro, donde denunció el "golpe" sufrido por su sucesora, la mandataria suspendida Dilma Rousseff.

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"Es muy pronto para discutir 2018. Hay mucha gente buena y joven. Yo ya estoy en edad de jubilarme. Pero que no piensen que van a destruir todo lo que construimos", añadió el expresidente de Brasil (2003-2010), de 70 años.

Con la suspensión de Rousseff el pasado 12 de mayo por el Senado, que ahora le realiza un juicio político por supuesto maquillaje de las cuentas públicas, el izquierdista Partido de los Trabajadores (PT) vio interrumpido su ciclo de 13 años en el poder, iniciado en 2003 con la llegada de Lula a la presidencia.

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La mandataria fue sustituida inmediatamente y de forma interina por Michel Temer, su vicepresidente durante cinco años, convertido después en uno de los principales articuladores de su salida.

Temer "no sólo dio un golpe en la democracia, sino también en la decisión del Senado", lanzó Lula, que acusó al nuevo presidente de excederse en sus funciones temporales al gobernar como si Rousseff ya hubiera sido destituida definitivamente.

Lula, sin embargo, también tuvo tiempo para la autocrítica y admitió que tanto la mandataria como el propio partido incurrieron en errores durante su gestión, pero que aún están a tiempo de solucionarlos.

"No estoy diciendo que Dilma no cometió equivocaciones. Cometió. Y nosotros queremos que vuelva para que corrija los errores que cometimos y para que hagamos las cosas perfectas en este país", afirmó el expresidente.

Según el calendario aprobado este lunes, la decisiva votación en el Senado sobre si Rousseff es finalmente destituida podría ocurrir a mediados de agosto.

Lula, de su lado, es investigado en el marco del escándalo de corrupción en Petrobras, una sombra que le persigue desde que el pasado 4 de marzo fuera conducido a declarar por la policía, en uno de los momentos clave de la profunda crisis política que sacude a Brasil desde hace meses.  (I)