El Viernes Santo, el último viernes de la Cuaresma, es el día en el que se conmemora la crucificción de Jesús. Se celebra durante la Semana Santa, después del Jueves Santo, y antes del Domingo de Resurrección o de Pascua.

Los creyentes siguen varias tradiciones ese día, según constan en el Código de Derecho Canónico. Por ejemplo, se evita comer carne, tener relaciones sexuales y salir después de las tres de la tarde. Tampoco se celebra la eucaristía, sino la liturgia de la Pasión del Señor.

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El origen de la crucifixión: el castigo más atroz y humillante de la Antigua Roma que sufrió Jesús

Debido a que es un día de penitencia, los fieles se concentran en hacer las tradiciones de la festividad religiosa. Es costumbre rezar el Via Crucis para acompañar a Jesús en sus horas finales, mientras se repasan los catorce momentos desde su condena hasta su muerte y sepultura. También se medita sobre las palabras de Cristo y se adora a la cruz.

A las tres de la tarde, los creyentes rememoran la hora de la crucificción rezando el Credo de los Apóstoles y reflexionando sobre el significado de la muerte de Jesús en la cruz. Además, se leen pasajes bíblicos y se ora junto a la cruz.

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Credo de los Apóstoles

Creo en Dios Padre,

Todopoderoso,

Creador del cielo y de la tierra. Y en Jesucristo, su único Hijo,

Nuestro Señor, que fue concebido por obra y gracia del Espíritu Santo, nació de Santa María Virgen,

padeció bajo el poder de Poncio Pilato,

fue crucificado, muerto y sepultado,

descendió a los infiernos,

al tercer día resucitó entre los muertos,

subió a los cielos y está sentado a la derecha de Dios Padre, Todopoderoso.

Desde allí vendrá a juzgar a vivos y a muertos. Creo en el Espíritu Santo, la Santa Iglesia Católica, la comunión de los santos, el perdón de los pecados, la resurrección de la carne y la vida perdurable.

Amén.

A las tres de la tarde también termina el ayuno impuesto por la Iglesia, pero aún no se debe salir de los hogares. (I)