Cada 20 de abril, la comunidad religiosa ecuatoriana conmemora el milagro de la Virgen Dolorosa que se dio en el colegio San Gabriel, en Quito.

La devoción por la advocación de la Virgen aumentó tras ese evento.

Era 1906, cuando 35 estudiantes de este colegio regresaron cansados de una excursión y bajaron a cenar al comedor. Allí estaba una litografía de San José con el Niño y una oleografía con el busto de Nuestra Señora de los Dolores con el corazón visible traspasado por siete puñales, en la mano izquierda los tres clavos de la cruz y con la derecha –estrechando sobre su pecho– la corona de espinas.

Publicidad

El Vaticano crea un observatorio para los fenómenos místicos vinculados a la Virgen María

A las 20:00 acabando de cenar los menores, de entre 10 y 11 años y que eran alumnos internos, y Luis Alberdi, inspector general, iniciaron una conversación sobre el trágico terremoto ocurrido dos días antes en San Francisco, en California.

Muy cerca de la imagen de la Virgen estaban los alumnos Jaime Chávez, Carlos Hermann y Pedro Donoso, recuerda el portal del colegio San Gabriel, de Quito.

Cuadro de la Virgen de La Dolorosa en la capilla del colegio San Gabriel de Quito. Foto: Archivo

Hermann, de repente, quedó pasmado. Observó que los párpados de la imagen se movían. En un primer momento creyó que lo visto era producto de su imaginación. Sin embargo, Chávez, quien también se había fijado en la imagen, dijo: “¡Ve a la Virgen!”. Ambos quedaron atónitos observando que la imagen abría y cerraba los ojos como una persona viva.

Publicidad

Poco a poco comenzó a difundirse el suceso entre el resto de estudiantes. Uno de ellos comunicó el hecho al padre Andrés Roesh, prefecto del colegio, y a Luis Alberdi, inspector.

Imagen de Virgen de La Dolorosa en La Libertad habría derramado lágrimas durante procesión

El fenómeno duró cerca de quince minutos.

Publicidad

Un día después, el monseñor Ulpiano López Quiñónez, vicario capitular, ordenó que no se publique por la por la prensa nada y que se cubra la imagen “mientras no se decida sobre su valor y autenticidad”. Un equipo técnico concluyó que no se pudo dar por efecto de la luz, además un grupo médico evaluó a los estudiantes y concluyó que no fue una ilusión sensorial.

Después de todas las indagaciones y procesos, la autoridad eclesiástica emitió su dictamen el 31 de mayo de 1906, que en su parte esencial decía:

“1. El hecho, verificado en el colegio de los jesuitas, está comprobado como materialmente cierto.

“2. Por las circunstancias en que acaeció, no puede explicarse por causas naturales.

Publicidad

“3. Por los antecedentes y las consecuencias, no puede atribuirse a influjo diabólico.

“En consecuencia, puede creérselo con fe puramente humana y, por lo mismo, puede prestarse a la imagen que lo ha ocasionado, el culto permitido por la Iglesia y acudir a ella con especial confianza”, concluyó el informe.

Otras cuatro veces la imagen volvió a abrir y cerrar los ojos. Finalmente en 1956 se dio la coronación canónica de la Dolorosa del Colegio San Gabriel, declarándola Reina de la Educación Católica en el Ecuador.

A principios de este mes, en el cantón La Libertad, feligreses reportaron que una imagen de la Virgen de la Dolorosa había arrojado lágrimas durante la procesión de Semana Santa.

Una semana después, el Vaticano dispuso que el Observatorio de la Iglesia Católica que hace parte de la Pontificia Academia Mariana para analizar e interpretar los diversos casos de apariciones, lágrimas, locuciones interiores, estigmas y otros fenómenos místicos de la Virgen María.

Oración a la Dolorosa del Colegio

¡Oh Madre Dolorosa!

Por tus lágrimas,

por la Corona de Espinas,

por los clavos que llevasen tus manos,

por las espadas de dolor,

con que nuestros pecados traspasaron tu corazón,

vuelve a nosotros

esos tus ojos misericordiosos

y alcánzanos de tu Hijo Santísimo

dolor intenso de nuestras culpas

y vivos sentimientos de fe, esperanza y caridad.

¡Oh Madre Dolorosa!

Protege a la Santa Iglesia

protege a nuestra patria

ampara a la juventud,

defiende a la niñez.

Amén. (I)