¿Quién no ha tenido una encrucijada en su vida y ha deseado que la respuesta a sus interrogantes “caiga” del cielo? Pues esta situación ha acompañado siempre a los seres humanos, quienes han buscado ayuda de diferentes maneras y de allí nacieron los oráculos.

Todas las civilizaciones encontraron alguna forma para obtener una respuesta a sus dudas e inquietudes por parte del universo o los dioses. De hecho, la palabra oráculo se define como una respuesta divina.

El oráculo de Delfos es sin lugar a dudas el más famoso de la historia, pero si hay un método de adivinación que ha trasegado el tiempo y ha logrado llegar hasta nuestros días es el I Ching.

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El I Ching o libro de las mutaciones es el oráculo chino y fue escrito aproximadamente en el año 1.200 Antes de Cristo, sin embargo, el uso del oráculo chino de manera verbal se remonta a más de 3.000 años atrás, donde era muy común consultar los tallos de milenrama para así poder dar una respuesta a las inquietudes de los consultantes.

¿Cómo funciona el I Ching?

La metafísica china se basa en el equilibrio de las energías del universo, de ahí el concepto del yin y el yang.

Este mismo concepto es retomando por el I Ching que trasladó el yin y el yang a dos líneas, una continua o yang (---) y una discontinua o yin (- -). Ambas líneas al mezclarse entre ellas forman ocho trigramas (conjuntos de tres líneas) y, a su vez, los ocho trigramas se unen por parejas conformando un total de sesenta y cuatro hexagramas.

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A diferencia de los otros oráculos que tienen una interpretación prácticamente infinita, el I Ching solo tiene sesenta y cuatro opciones (los hexagramas) y cada hexagrama tiene un nombre y una interpretación diferente.

Hasta acá el concepto puede parecer bastante completo, pero al llevarlo a la práctica el I Ching se convierte en una maravillosa herramienta adivinatoria cargada de sabios consejos y recomendaciones.

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Ahora sí, preguntemos

Cuando consultas al I Ching lo puedes hacer usando varios métodos, el original de milenrama, el de cálculos numéricos, conocido como flor del ciruelo y el más común y sencillo que es usando tres monedas a las cuales se les asigna un lado yin y otro yang.

Pero, independiente de la forma de consulta, lo más importante es que tengas muy claro lo que vas a preguntar, mientras más concisa sea tu pregunta más clara y acertada será la respuesta. No es igual preguntar ¿cómo me va a ir en mi nuevo trabajo? A preguntar ¿En mi nuevo trabajo voy a progresar y será favorable para mí y mi familia?

El I Ching puede ser muy certero si te tomas el tiempo para preguntar adecuadamente, así que cuando lo consultes piensa muy bien tus palabras antes de lanzar la pregunta, pues solo se puede preguntar una vez.

Después de efectuar la pregunta se empieza a construir el hexagrama línea por línea (conocidas como yao) y se consulta su significado.

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Pero la lectura del I Ching no queda solo en esto, ya que además de consultar cual fue el hexagrama correspondiente este debe ser interpretado, porque si algo que también diferencia al I Ching del resto de oráculos es la sabiduría con que transmite sus presagios, que además exigen que dejemos a un lado el ego para poder entender el mensaje que el universo nos quiere dar.

Así que, si te asaltan las dudas y no encuentras una respuesta, el I Ching puede ser la mejor herramienta para despejar tu mente y aquietar el alma.


Escrito y revisado por Diana Palacio. Directora de Viento y Agua Consultoría, consultora profesional de Feng Shui, Ba Zi e I Ching y terapeuta energética.

Instagram: @vientoyaguaconsultoria y @almadecristalterapiaenergetica.

Solicitud de asesorías personalizadas al Whatsapp: +57 3006114870.


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