Cada 26 de noviembre, los ecuatorianos conmemoran el Día del Himno Nacional, un símbolo patrio que representa la unidad, la libertad y la soberanía del país. Esta celebración recuerda la adopción oficial de la composición que ha acompañado a la nación en momentos históricos cruciales.
El Himno nacional del Ecuador, con letra de Juan León Mera y música de Antonio Neumane, fue aprobado en 1865 durante la presidencia de Jerónimo Carrión. Su creación estuvo inspirada en el deseo de resaltar los ideales patrióticos y destacar las luchas por la independencia. Desde entonces ha sido interpretado en actos solemnes y ceremonias oficiales, consolidándose como uno de los símbolos más queridos por la población.
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La letra del himno narra el heroísmo de los próceres y exalta los valores de libertad y justicia. Cada verso invita al orgullo nacional y a la reflexión sobre el compromiso con los ideales republicanos. Por su parte, la melodía, de gran solemnidad, evoca la fortaleza y determinación de un pueblo que defiende su independencia.
Este día, las instituciones educativas, cívicas y culturales organizan actos conmemorativos para resaltar la importancia del himno. Estas actividades incluyen interpretaciones corales, charlas históricas y ceremonias protocolares, fomentando el respeto y el amor por este emblema nacional.
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La celebración del Día del Himno Nacional no solo honra su relevancia histórica, sino que también refuerza el sentimiento de identidad entre los ecuatorianos, recordando el compromiso de mantener vivos los ideales que dieron origen a la República del Ecuador.
¿Cómo se debe cantar el himno?
- Debe ser interpretado en actos con contenido educativo, académico, cultural o patriótico.
- La persona debe ponerse en posición firme, si desea puede colocar la mano derecha a la altura del corazón.
- En concentraciones masivas se debe tener el debido respeto, conservar la postura, quitarse gorras y sombreros y ponerse de pie.
- Al finalizar la interpretación no se debe aplaudir.
Letra completa del Himno Nacional
CORO
¡Salve oh Patria, mil veces! ¡Oh Patria!
Gloria a ti! Ya tu pecho rebosa
gozo y paz y tu frente radiosa
más que el sol contemplamos lucir.
Primera estrofa
Indignados tus hijos del yugo
que le impuso la ibérica audacia,
de la injusta y horrenda desgracia
que pesaba fatal sobre ti,
santa voz a los cielos alzaron,
voz de noble y sin par juramento,
de vengarte del monstruo sangriento,
de romper este yugo servil.
[Coro]
Segunda estrofa
Los primeros los hijos del suelo
que soberbio el Pichincha decora
te aclamaron por siempre señora
y vertieron su sangre por ti.
Dios miró y aceptó el holocausto,
y esa sangre fue germen fecundo
de otros héroes que, atónito, el mundo
vio en tu torno a millares surgir.
[Coro]
Tercera estrofa
De estos héroes al brazo de hierro
nada tuvo invencible la tierra,
y del valle a la altísima sierra
se escuchaba el fragor de la lid; tras la lid la victoria volaba,
libertad tras el triunfo venía,
y al león destrozado se oía
de impotencia y despecho rugir.
[Coro]
Cuarta estrofa
Cedió al fin la fiereza española,
y hoy, oh Patria, tu libre existencia
es la noble y magnífica herencia
que nos dio, el heroísmo feliz:
de las manos paternas la hubimos,
nadie intente arrancárnosla ahora,
ni nuestra ira excitar vengadora
quiera, necio o audaz, contra sí.
[Coro]
Quinta estrofa
Nadie, oh patria, lo intente. Las sombras
de tus héroes gloriosos nos miran,
y el valor y el orgullo que inspiran
son augurios de triunfo por ti.
Venga el hierro y el plomo fulmíneo,
que a la idea de la guerra y venganza
se despierte la heroica pujanza
que hizo al fiero español sucumbir.
[Coro]
Sexta estrofa
Y si nuevas cadenas prepara
la injusticia de bárbara suerte
¡gran Pichincha! prevén tú la muerte
de la Patria y sus hijos al fin;
hunde al punto en tus hondas entrañas
cuanto existe en tu tierra: el tirano
huelle solo cenizas, y en vano
busque rastro de ser junto a ti. (I)