Este 9 de octubre, la ciudad de Guayaquil celebra uno de los acontecimientos más importantes en su historia.
Se trata de los 205 años de independencia, en los cuales sus pobladores engalanarán las calles y aprovecharán del feriado decretado recientemente.
La independencia de la ciudad no solo se forjó ese día sino que fue marcada durante una semana por los próceres. En esa época había descontento entre varios militares y ciudadanos por el manejo de la provincia de Guayaquil por parte de los hispánicos.
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El 1 de octubre de 1820, en la casa de José Villamil tras pedido de la niña Isabel Morlás se dio una reunión. Allí acudieron José de Antepara, Luis Fernando Vivero, Vicente Ramón Roca, Gregorio Escobedo, así como los militares venezolanos Febres Cordero, Luis Urdaneta y Miguel de Letamendi, que estaban de paso por Guayaquil al ser separados del Batallón Numancia por sus ideales independentistas.
A este acontecimiento se lo conoció como la Fragua de Vulcano.
José Joaquín de Olmedo entonces estaba siendo observado de cerca por las fuerzas realistas debido a sus ideas independentistas, por lo que evitó ir a la reunión para no levantar sospechas sobre la causa libertaria. No obstante, el jueves 5 los patriotas se reunieron en la casa del poeta para consolidar el plan emancipador.
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El sábado 7 se esparcieron rumores de que el gobernador Juan Pascual Vivero había descubierto la revolución. Sin embargo se siguió con el plan.
Ya el domingo 8, el gobernador Vivero ordenó a los granaderos el patrullaje sobre el malecón. Luego de los controles volvieron a los cuarteles. Cerca de las 20:00, Febres Cordero y Damián Nájera, perteneciente a la Brigada de Artillería, acudieron al cuartel de la brigada, ubicada en el antiguo edificio Crillón, en la actual plaza de la Administración. Los casi 250 efectivos del sitio se sumaron a esta causa.
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Dos horas después, los insurgentes se tomaron el cuartel de los Granaderos de Reserva, situado en las actuales avenida Malecón y 10 de Agosto, y también los bajos de la entonces Casa Consistorial, que era la sede del cabildo local.
Urdaneta y Antepara se tomaron la Batería de las Cruces, en el sur de la ciudad. Luego acudieron hacia el cuartel de la Escuadra Daule, en el que murió Joaquín Magallar, jefe del batallón.
Al borde de la medianoche, los patriotas apresaron a Benito García del Barrio, comandante de los Granaderos de Reserva, el batallón más numeroso acantonado en la ciudad. Las tropas se tomaron la vivienda de este jefe militar, en el predio donde hoy se asienta la Biblioteca Municipal, en 10 de Agosto y Pedro Carbo.
Cerca de las 04:00, los revolucionarios se apoderaron del Fortín de la Planchada. A esa hora, el gobernador Vivero ya había sido apresado. Los demás jefes militares de la provincia se entregaron.
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Al brillar la aurora gloriosa del 9 de Octubre de 1820, los patriotas gritaron que Guayaquil era libre del Reino de España.
Sobre las 10:00 se formó la una Junta de Gobierno, compuesta por Gregorio Escobedo, Vicente Espantoso y Rafael Ximena. En la Casa Consistorial se firmó el Acta de Independencia.