El Alzheimer es una enfermedad degenerativa que hace que las células nerviosas del cerebro mueran. Esto interrumpe los transmisores que transportan mensajes y hace que el cerebro se encoja, provocando pérdida de memoria, falta de orientación e incapacidad para razonar. No hay una causa específica vinculada al desarrollo del Alzheimer, sino más bien un conjunto de factores genéticos, etarios, ambientales, y del estilo de vida de cada persona.

Por eso, los médicos y científicos estudian constantemente las formas de prevenir el Alzheimer. Según un equipo de investigación de la Universidad del Sur de California, hacer ejercicios de respiración puede reducir el riesgo de desarrollar esta enfermedad.

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Respirar de una manera específica alivia la cantidad de amiloide en la sangre, proteínas tóxicas que han sido asociadas al Alzheimer en las últimas décadas, y que algunos neurólogos creen que son las causantes de la enfermedad degenerativa.

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Los investigadores creen que la respiración tiene tal efecto sobre el amiloide porque la forma en que respiramos afecta nuestro ritmo cardíaco. A su vez, esto afecta nuestro sistema nervioso y la forma en que nuestro cerebro produce y elimina estas proteínas tóxicas. Así lo dice en la investigación publicada en la revista científica Nature Portfolio.

¿Cómo funciona el ejercicio de respiración?

Para poner en práctica el ejercicio de respiración que puede disminuir el riesgo de desarrollar Alzheimer, se debe inhalar por cinco segundos y luego exhalar por cinco segundos. Todo esto durante 20 minutos, dos veces al día. Hacer esta técnica durante cuatro semanas puede disminuir la cantidad de amiloide, ayudando a prevenir la enfermedad.

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Mientras estamos despiertos y activos, usamos nuestro sistema nervioso simpático (“lucha o huida”) para hacer ejercicio, concentrarnos y crear recuerdos. Eso significa que el tiempo entre cada latido del corazón no suele variar. Pero el sistema parasimpático hace que la frecuencia cardíaca aumente cuando inhalamos y disminuya cuando exhalamos.

Durante el envejecimiento, el equilibrio entre las ramas simpática y parasimpática del sistema nervioso autónomo cambia. A medida que las personas envejecen, la actividad parasimpática disminuye. Al mismo tiempo, aumenta la actividad simpática, causando afecciones relacionadas con el Alzheimer, incluidos los trastornos del sueño, la diabetes y las enfermedades cardíacas. (I)