El síndrome del intestino irritable (SII) es un tipo de trastorno gastrointestinal funcional, dice el gastroenterólogo Brian Baggot de Cleveland Clinic.

“Este tipo de trastornos son el resultado de la interacción entre cerebro-intesto, y tienen que ver con problemas en la forma en que el intestino y el cerebro funcionan juntos, generando que el tracto digestivo sea muy sensible. También cambian la forma en que se contraen los músculos del intestino; y, como resultado, se produce dolor abdominal, diarrea y estreñimiento”, explica.

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¿Cuáles son los síntomas?

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Baggot indica que generalmente se asocia con molestias en el área abdominal. Esta enfermedad puede desencadenarse por estrés o puede empeorar después de comer. Los signos pueden ser los siguientes:

  • Dolor abdominal prolongado, hinchazón, calambres o exceso de gases.
  • Cambios en la frecuencia de las evacuaciones, ya sea un aumento de las emergencias en el baño o una disminución.
  • Cambios en la forma y el tamaño de las heces: pueden ser acuosas, duras o contener mucosidad.
  • Diarrea, estreñimiento o una combinación de ambos.

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El médico gastroenterólogo endoscopista Bladimir Cabezas comenta que llegar a este diagnóstico no es fácil. “Hay que tentarse al paciente a hacer una consulta de interrogación y un examen físico muy detenido, muy minucioso, para llegar a ese diagnóstico, ya que en el momento en que llegamos a ese diagnóstico nosotros no requerimos solicitar ningún tipo de examen para confirmar esa sospecha diagnóstica; caso contrario, en enfermedades abdominales que no son síndrome del intestino irritable, habitualmente requerimos solicitar uno o varios exámenes, sea de laboratorio, sea de imagen o exámenes invasivos en los cuales nos confirmarían esta sospecha diagnóstica y que no es una patología de síndrome del intestino irritable”, explica.

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¿Cuáles son las causas?

La gastroenteróloga Cristina Garcés del Hospital de los Valles comenta que el trastorno resulta de la interacción de múltiples factores:

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  • Cambios en la motilidad intestinal (alteraciones en los movimientos del tubo digestivo que ocasionan un tránsito inadecuado de los alimentos desde el estómago hasta el recto).
  • Hipersensibilidad visceral.
  • Inflamación abdominal.
  • Alteración de la microbiota intestinal (el conjunto de microorganismos vivos residentes en el tubo digestivo que controlan las actividades metabólicas).
  • Sobrecrecimiento bacteriano (acumulación excesiva de bacterias en el intestino delgado).
  • Alergias alimentarias.
  • Factores genéticos involucrados.

“Los pacientes pueden presentar uno o más de estos factores; mientras más estén presentes, es mayor el riesgo para que se desarrollen los síntomas y signos característicos del intestino irritable”, sostiene Garcés.

Por su parte, Cabezas afirma que el factor emocional tiene mucho que ver con el SII, y cita como ejemplo que en la pandemia “se acentuó más el cuadro ansioso, depresivo, emocional”, por lo que se diagnosticaba con más frecuencia; inclusive se presentaron casos de jóvenes con cuadros de SII.

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¿A qué edad una persona empieza a presentar el SII?

Cabezas indica que “comienza a presentarse sobre los 25-30 años de edad y se va acentuando con el tiempo, con la época de la vida cuando son o somos más lábiles emocionalmente”.

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Y con la pandemia los casos se vieron en jóvenes de 18-19 años, que estaban cursando sus estudios.

“Lo recomendable siempre es, ante cualquier problema de salud, en este caso muy específico de síndrome del intestino irritable, no dejarse llevar por el comentario, la opinión o la ingesta de medicación o alimentación del vecino, del pariente, del amigo, por cuanto es un diagnóstico que tiene que ser muy bien estructurado de quien tenga una experticia para que llegue a ese diagnóstico; y más bien se puede agravar y complicar el cuadro en el sentido de que exista una automedicación, alteración en su alimentación, si no es recomendado por un facultativo de la salud”, recalca.

El Síndrome del Intestino Irritable se trata de un mal intestinal que causa dolores abdominales y cambios en el tránsito intestinal, intercalando períodos de estreñimiento con descomposición o diarrea. Imagen: Pexels

¿Qué hacer una vez diagnosticado?

Garcés señala que “es indispensable conocer que el diagnóstico se hace una vez excluidas causas orgánicas, como por ejemplo tumores benignos o malignos gastrointestinales, enfermedad celiaca, que pueden dar síntomas similares”.

“El siguiente paso es establecer el patrón de alteración y, según ello, dar tratamiento que incluya modificaciones de dieta, estilo de vida, fármacos reguladores de la motilidad, según el caso, y estabilización en la esfera psicoafectiva”, añade.

En tanto que Cabezas insta a “no crear falsas expectativas en los pacientes ya diagnosticados, porque piensan o creen que después del tratamiento se resolvió todo; y, desgraciadamente, el paciente que ya fue diagnosticado tiene cuadros de exacerbación y otros de reactivación del cuadro, dependiendo de como se maneje el resto de su vida el cuadro de SII”.

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¿Cuánto tiempo dura el tratamiento?

Cabezas indica: “Es prolongado. Desde el momento en que atacamos lo que está generándole, mínimo de unos tres a seis meses demora el tratamiento”.

¿Qué cuidados tener?

Cabezas señala que, una vez diagnosticado el tratamiento, hay que atacar a los generadores del problema.

  • En el caso de que el factor emocional predomine, “evidentemente tenemos que recurrir al soporte multidisciplinario con el soporte de un psicólogo; si son cuadros más serios, más crónicos y más difíciles, del psiquiatra. Hay que administrar medicación muy puntual: (...) en un tiempo prolongado vamos dando medicación para ir estabilizando el cuadro depresivo, emocional, ansioso”.
  • Cuando el factor es de diarrea o estreñimiento, “hay que administrar medicación para nivelar la frecuencia del funcionamiento intestinal”.
  • Una parte fundamental del tratamiento “involucra una buena orientación alimentaria, al igual que se recomienda actividad física, que es una de las formas en las cuales equilibramos la función del intestino. Con la alimentación y con actividad física (conseguimos) una forma de descontraer, desestresar lo que está generando el problema”.
  • Ingesta constante de una adecuada cantidad de líquidos para el buen funcionamiento intestinal.
  • También evitar alimentos preelaborados con preservantes, que eso puede ser también nefasto para el cuadro del síndrome del intestino irritable.
  • Para regular la función intestinal, ingerir alimentos que tengan mucha fibra, mucha cáscara, mucho residuo. (I)