Tocilizumab (Actemra) pertenece a un grupo de los modernos tratamientos usados en artritis reumatoide y en otras enfermedades reumáticas autoinmunes, explica el doctor Mario Moreno Álvarez, reumatólogo.

El medicamento pertenece al grupo de las terapias biológicas, aunque también se les puede llamar simplemente ‘biológicos’, y llevan esta denominación porque su manufactura es muy compleja y se hacen por medio de ingeniería genética.

“La aparición de los biológicos data de los años noventa y tienen la capacidad de bloquear determinadas proteínas muy específicas que participan en el proceso inflamatorio”, explica Moreno. “En el caso de tocilizumab, bloquea una proteína llamada interleucina-6, la cual promueve un proceso inflamatorio severo en la artritis reumatoide, de ahí su gran eficacia para tratar esta enfermedad”.

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En la COVID-19, el virus SARS-CoV-2, desencadena un proceso inflamatorio severo multiorgánico, al que se conoce comúnmente como la ‘tormenta de citoquinas’. Sucede, sobre todo, en pacientes de alto riesgo: obesos, diabéticos o hipertensos.

En el proceso intervienen varias interleucinas, una de las más importantes es la Interleucina-6, que es precisamente la que el tocilizumab bloquea, y de ahí su uso en la COVID-19, sobre todo en los casos graves o severos.

“Su papel fundamental sería entonces, junto con la dexametasona, bloquear o suprimir este proceso inflamatorio severo y destructivo de la COVID-19, tal cual lo han demostrado algunos estudios”, agrega el especialista.

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Sin embargo, advierte que no todo es malo en la función de la interleucina-6, ya que este tipo de proteínas, en cantidades muy pequeñas, cumplen un papel importante en la regulación y defensa del sistema inmunológico. Al bloquearla o suprimirla, el organismo podría quedar expuesto a mayor cantidad de infecciones, alteración de las enzimas hepáticas, elevación de colesterol y triglicéridos, perforaciones intestinales, alergias, entre otras. “De ahí que su uso debe ser regulado e indicado por médicos con experiencia en su aplicación”.

¿Quién debe usar Actemra y cuáles son sus posibles beneficios?

El uso de Actemra en un determinado paciente dependerá estrictamente del criterio del médico internista (terapia intensiva), quien analizará si el medicamento debe aplicarse o no en ese caso específico, advierte el doctor Pablo Torres, inmunólogo y alergólogo. “Nunca debe hacerse tratamiento preventivo ni usarse en pacientes que no están hospitalizados”.

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Los posibles efectos secundarios incluyen secreción nasal abundante, obstrucción nasal, sinusitis, dolor de cabeza y garganta, entre otros. Sin embargo, debido a su método de elaboración (ingeniería genética) tiene mucho menos efectos colaterales que otros medicamentos que son más activos.

“La experiencia que nos deja el uso de tocilizumab en pacientes con COVID-19 es un poco controversial, porque algunos responden, pero otros no lo hacen según lo esperado, y por este motivo se han hecho nuevos estudios (publicación al 2021 de la revista científica New England Journal of Medicine) evaluando esa capacidad o incapacidad de ayudar a pacientes graves con COVID-19”, dice Torres.

Así como hay casos en los que parece que el medicamento no ayuda, en otros, al parecer, hay una gran resolución de los síntomas, pues mejoran los exámenes de laboratorio que inicialmente estaban alterados. “Y esa es la manera en que veríamos si el paciente está mejorando”, explica el inmunólogo. “Si mejoran sus parámetros respiratorios, mejoran muchos marcadores inflamatorios. La mejoría clínica de los síntomas en los pacientes es lo que se ve en la gran parte que ha sido tratada a lo largo de este año con este anticuerpo monoclonal”.