Vegetales con fibra, fermentados, probióticos y prebióticos pueden jugar a favor de nuestro estado de ánimo, escribe este mes el periodista de ciencia Scott Anderson, conocido en redes sociales como Psychobiotic.

La comida chatarra, baja en fibra, nos alegra por un momento, pero luego va y crea caos en la microbiota, ese conjunto de bacterias que coloniza la piel y el aparato digestivo, desde la boca hasta el aparato genital. Y allí termina la sensación de bienestar.

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Un intestino disbiótico nos lleva a la inflamación. Esto puede resolverse reduciendo la comida procesada y comiendo vegetales ricos en fibra,

Anderson es coautor con John F. Cryan (investigador principal en el APC Microbiome Institute) y Ted Dinan (profesor de Psiquiatría en la Universidad College Cork) del libro Revolución psicobiótica: estado de ánimo, comida y la nueva ciencia de la conexión intestino-cerebro.

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Él cita el estudio El verdadero costo de la comida, del recién creado Instituto Food Is Medicine, de la Universidad de Tufts, respaldado por la Fundación Rockefeller, que dice que mejores dietas podrían evitar 1,6 millones de hospitalizaciones (en los Estados Unidos) solo en el primer año. Sería algo como lo siguiente:

  • Reducir las comidas procesadas, pero eso no significa que tiene que quedarse con hambre.
  • Reemplazarlas por vegetales con fibra, como cebolla, brócoli, alcachofas y granos.
  • Consumir buena fibra y bacterias beneficiosas en los fermentados, como la col (sauerkraut, kimchi) o lácteos (kéfir, yogur).
  • Consultar con el médico si son necesarios prebióticos y probióticos.

Mantener bien alimentadas a nuestras bacterias buenas las estimula a producir nutrientes que alimentan y sanan las células del recubrimiento del intestino. Si no las apoyamos, se vuelven proclives a enfermedades, se debilitan y permiten que bacterias y toxinas se filtren.

Una vez que las bacterias alcanzan el revestimiento intestinal, el corazón las bombea a cualquier órgano del cuerpo, incluyendo el cerebro, explica Anderson. Esto puede conducir a depresión, ansiedad, paranoia, psicosis, dificultades cognitivas y demencia.

Identifique las comidas altamente procesadas, aquellas que hacen difícil identificar la materia prima. Bollería, caramelos “e incluso las hamburguesas veganas; suena delicioso, ¿pero de qué están hechas?”. El autor juzga estas comidas como peligrosas, porque en los primeros pasos se les remueve la fibra, que es indigerible y hace que los productos adquieran un tono marrón y sean difíciles de colorear. “La fibra es un macronutriente no para ti, sino para tu microbiota. Eliminarla ha sido tal vez lo peor que le ha pasado a nuestra dieta en los últimos 60 años”.

Las bacterias del intestino pueden producir neurotransmisores, incluyendo dopamina y serotonina, que se comunican con el cerebro a través del nervio vago. Es algo similar a lo que hacen los fármacos psicoactivos, pero sin efectos secundarios.

Al contrario, un intestino permeable a causa de patógenos sobreestimulados por el azúcar puede llevar a inflamación sistémica y afectar nuestra cognición y estado de ánimo. (I)