Reino Unido, Dinamarca e Irlanda han levantado las restricciones impuestas por el COVID-19 y hablan de manejar al virus como una “endemia” (fase de una enfermedad que está presente de forma habitual, pero no hay un aumento inusual en el número de casos) y ya no como pandemia.

De hecho, estos países han levantado medidas básicas como el uso obligatorio de mascarillas y la presentación de carnés de vacunación, con excepción de lugares muy concurridos. La sexta ola de la pandemia está bajando de su pico máximo de contagios en todas estas naciones y, ante la certeza de que la variante ómicron es más contagiosa pero menos letal, han puesto en marcha su plan para volver a la “normalidad”.

Aunque países como España todavía no se animan, por el momento, a quitar del todo las restricciones también hablan de “gripalizar” el COVID-19, al igual que Estados Unidos. Sin embargo, la Organización Mundial de la Salud (OMS) es cauta y ha afirmado que declarar endémico al COVID no sería algo tan positivo, ya que solo significaría que el virus estará siempre como la malaria o el VIH, que siguen matando a las personas, y que ningún país debe sentirse “victorioso” en los actuales momentos.

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En este contexto surge la pregunta: ¿Ecuador puede llegar a esa fase? Las cifras de contagios del país también muestran una disminución en comparación con las primeras semanas de enero. Hasta el domingo 30 de enero se registraron 3.824 nuevos contagios y un acumulado de 729.760 casos positivos durante toda la pandemia, según el Ministerio de Salud Pública (MSP). Ómicron es la cepa dominante.

En mortalidad, correspondiente a la segunda semana epidemiológica de 2022 (9 al 15 de enero), se registraron 553 decesos en exceso, es decir, 37 personas por día. Esta cifra no se veía desde la semana del 11 al 17 de julio de 2021. Sin embargo, ciudades como Guayaquil han empezado a registrar un leve descenso de las muertes asociadas con el virus y esto ha impulsado a dejar el estado de alerta 3 para estar en alerta 2.

Pero para pensar en el término “endemia” en Ecuador se debe cumplir con varios requisitos y revisar los protocolos existentes, dice Jhonny Real, epidemiólogo del Colegio de Médicos del Guayas.

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“Todos esos países europeos entienden que es imposible quedarse de largo haciendo testeos masivos, cuarentenas, buscando asintomáticos, aislando los positivos, porque esto nos trae un problema social y económico. Además, el COVID-19 ha cambiado y con la llegada de la variante ómicron vemos que si bien hay un pico de contagios enorme, así mismo se desploma sin producir la misma cantidad de muertes como las que producían las primeras variantes”, afirma.

Las altas tasas de vacunación permitirían a los países cambiar al estado de endemia. Foto: Archivo

Además, según el especialista, al igual que los países europeos que están liderando el cambio a la endemia, Ecuador tiene una alta tasa de vacunación. Con corte al 29 de enero, el MSP indica que se han aplicado 29′946.237 dosis, de las que 14′107.429 corresponden a primeras dosis, 13′290.852 a segundas dosis y 2′547.956 de refuerzo.

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Entonces debemos llegar a un punto donde dejemos de rastrear a personas sanas o que tienen síntomas menores, haciendo exámenes, saturando el sistema. Y debemos enfocarnos en los grupos vulnerables como las personas con enfermedades preexistentes, inmunocomprometidos, tercera edad y los niños. Reforzar el mensaje de autocuidarse. Por eso es que se habla de endemia o hiperendemia”, afirma.

Además, cuestiona el cómo se ha informado el pico de contagios vivido en enero en el país, ya que “daban a entender que las camas de hospitalización de cuidados intensivos estaban llenas y hacían temer una situación parecida a marzo y abril de 2020″, pero “lo que no decían es que el número de camas tanto en el sector público como en el privado se habían reducido con anterioridad por falta de pacientes”. Aunque reconoce que sí aumentaron los contagios.

¿Es verdad que el COVID-19 afecta al corazón?

Para José Rubén Ramírez, docente investigador de la Facultad de Ciencias de la Salud de la Universidad Internacional SEK, el cambio que están dando los países europeos a endemia también significa un giro en sus políticas de salud pública y la manera que enfrentan el virus, aunque la enfermedad sigue siendo la misma y el riesgo seguirá presente.

No podemos comparar la realidad de esas naciones con Ecuador, al igual que los comportamientos de las sociedades. Cada país debe tomar decisiones con base en el estado de sus sistemas de salud y la reacción de su población frente al virus. Además, realizar análisis específicos de contagios leves, de hospitalizaciones, unidades de cuidados intensivos y muertes”, señala.

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Concuerda con Real en que Ecuador debe identificar a los individuos susceptibles, ya que ellos pueden provocar un pico de contagios: “Pueden ser los niños, los migrantes y los que tienen condiciones como diabetes, hipertensión, VIH. Ellos deben ser identificados para adoptar políticas que nos lleven a tratar al COVID como una endemia”. A esto se suma que las empresas farmacéuticas ya tienen medicamentos para tratar al virus.

Los niños son parte de la población vulnerable que debe seguir siendo monitoreada y vacunada en el cambio a endemia. Foto: Archivo

En tanto, María Fernanda Gutiérrez, viróloga, afirma que en Europa la pandemia siempre ha ido tres o cuatro meses por delante de Latinoamérica y siempre ha mostrado lo que puede suceder en otros continentes. Entonces, los europeos ya han observado un comportamiento epidemiológico donde el 80 % de sus poblaciones está inmunizada, ya sea por vacunas o por la propia infección del virus.

Cómo evitar reinfectarse con Ómicron

La mayor importancia para nosotros (latinoamericanos) es que nos están mostrando nuestro futuro. Nosotros hemos hecho lo que ellos hicieron tres o cuatro meses después. Entonces, se puede decir que en este mismo periodo de tiempo nosotros vamos a pasar por esa etapa (tratar al COVID-19 como endemia)”, dice.

Reducir el riesgo de nuevas variantes

La aparición de una nueva variante que además de contagiosa sea más letal que ómicron es un riesgo latente, concuerdan los especialistas, ya que la capacidad de mutación del virus es intrínseca a su naturaleza. Esto volvería a presionar a los sistemas de salud de las naciones.

Para tratar de reducir esta probabilidad hay que cortar las cadenas de transmisión, indica Ramírez. Aunque esto ha sido complejo por lo infecciosa que ha sido ómicron, que ha sido comparada con el sarampión por su nivel de transmisión.

“La vacunación sigue siendo clave para reducir la carga viral de los individuos. La vacuna ha sido la medida más costo-valiosa que han tenido los profesionales de la salud para controlar las enfermedades infectocontagiosas y aumentar la media de vida en más de 70 años. Aunque la vacunación no evita el contagio, sí evita un desenlace severo, mortal y altas cargas virales”, afirma.

En tanto, Gutiérrez sostiene que el virus ya no está teniendo espacio, por vacunas e infecciones, para producir nuevas variantes, aunque no se puede descartar esta situación. Aunque los coronavirus ya han provocado tres procesos epidemiológicos agresivos en los últimos 30 años, incluido el actual, no es el único organismo que puede realizar eso, dice.

Mitos y verdades sobre la variante ómicron

Nosotros convivimos con bacterias, hongos y tenemos que saber responder a ellos. Es muy probable que se vuelva a dar otra epidemia, no sabemos de qué tamaño será y cuándo se dará. Esto será un comportamiento seguido y más ahora que estamos golpeando cada vez más a la naturaleza”, añade.

Uso de la mascarilla

Reino Unido y Dinamarca han levantado el uso obligatorio de mascarillas en la fase de endemia, pero en países como Ecuador, que tiene distintas costumbres a los europeos, se debe seguir usando el tapabocas, en especial en la época invernal, dice Real: “Acá no había la costumbre antes de la pandemia de que si estabas enfermo, usabas mascarilla. La gente tenía gripe y estornudaba sin utilizar el codo, cubrirse o al menos usar pañuelo. Entonces, hasta que no haya una orientación fuerte y adecuada la mascarilla debe de seguir”.

El uso de mascarilla se deberá mantener en continentes como el sudamericano en el mediano plazo, pese a cambiar el estado a endemia. Foto: Archivo

Con esto concuerda Gutiérrez y afirma que la mayoría de los europeos ya tienen la disciplina de usar tapabocas para evitar infectarse o contagiar alguna enfermedad: “Ellos se van a poner la mascarilla de forma voluntaria por compromiso social. Nosotros tenemos que llegar a ese momento y si llegamos a la endemia no es que vamos a usar el tapabocas todos los días, pero sí cuando tengamos síntomas de enfermedades respiratorias”. (I)