Todos esos recuerdos y pensamientos que divagan en nuestro diario vivir vienen de un solo lugar, la memoria.

Cuando nos referimos a ella, no hablamos de un órgano concreto, sino de diversas estructuras cerebrales que intervienen en complejos procesos que nos permiten registrar, almacenar y acceder a distintos tipos de información.

Existen distintos criterios para clasificar la memoria. Entre los más habituales se distingue la temporalidad, el formato de la información que aloja y el tipo de información que se almacena.

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Respecto a la temporalidad, hablamos de dos tipos de memoria: a corto y a largo plazo. Pero dentro de esta última, también podríamos valernos de otro criterio que la subdivida en más partes, como veremos a continuación, según la psicóloga Maria Fatima Seppi.

1. Memoria de corto plazo

Foto: Pixabay

Esta memoria tiene una capacidad limitada. En general, puede retener como máximo 7 ítems de manera simultánea.

También el tiempo de retención de la información es breve, con un máximo de 20 segundos. Aquí la atención y la concentración son claves, ya que si estamos distraídos, la capacidad de la memoria de corto plazo se ve reducida.

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Además, suele mencionarse la memoria de trabajo aquí. Implica el manejo y la organización de la información para el logro de un objetivo concreto.

2. Memoria de largo plazo

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La memoria de largo plazo es más estable y duradera. Dentro de ella, como ya adelantamos, se ha propuesto una subclasificación, donde encontramos la de tipo declarativa y la procedimental.

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3. Memoria declarativa

Foto: Shutterstock

Como parte de la memoria de largo plazo, se refiere al contenido de lo que se almacena. La memoria episódica nos permite recordar hechos concretos referidos a nuestra propia biografía y que están vinculados a un tiempo y un lugar determinado. En ella se alojan sucesos que identificamos como personales.

Por otro lado, la memoria semántica nos permite recordar en términos más generales y está vinculada a nuestra comprensión del mundo. También se aloja aquí el significado de conceptos y el vocabulario.

4. Memoria procedimental

Ilustración de un cerebro. Foto: Unsplash

Esta otra parte de la memoria a largo plazo se refiere al cómo (el paso a paso de una receta, por ejemplo). Permite recuperar información sobre habilidades motoras.

En este caso, cuando la información se consolida, aparece en automático, como por inercia. No es necesario repasar el procedimiento una y otra vez.

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5. Memoria sensorial

Foto: getty images

Respecto al formato de la información, la memoria sensorial es aquella que registra o almacena la información considerando los sentidos. Nos acordamos del olor de la torta de la abuela o del tacto suave de nuestra mascota, por ejemplo.

6. Memoria verbal

"El laboratorio de un matemático es su mente: la puedes hacer donde sea" Foto: Justin Lewis

La memoria verbal se refiere a la información almacenada en formato de palabras, ya sean escritas o verbales. (I)