El virus del papiloma humano (VPH) es una enfermedad que puede afectar a mujeres y hombres, produciendo incluso cáncer. Empezar las relaciones sexuales a temprana edad (entre 10 y 19 años), tener dos o más parejas sexuales simultáneamente y tener otras enfermedades de transmisión sexual están entre las causas.

La ginecobstetra Victoria Argote comentó a EL UNIVERSO que fumar y tener tres o más hijos también están entre los factores de riesgo. El uso de preservativo no impide el avance de esta enfermedad porque solo cubre el órgano sexual y no todo el cuerpo, debido a que el virus vive en toda la piel.

Por eso, la herramienta más efectiva para prevenir la enfermedad es la vacunación, que en el país se realiza hace más de una década a niñas de entre 9 y 14 años. Pero las mujeres pueden recibir el medicamento hasta los 45 años y los hombres hasta los 26, porque a más edad habrá menos efectividad.

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Toda persona debería vacunarse. Se ha probado que la vacuna no produce enfermedades ni provoca iniciar la vida sexual, señaló la médica.

En caso de que haya tenido relaciones sexuales y no recibió la vacuna, puede hacerse pruebas de detección, a partir de los 30 años. Se toma una muestra celular, como un papanicolaou, y se somete a tecnología PCR. Hay catorce virus (son más de 200) de alto riesgo para cáncer. Si le sale negativo no significa que no tenga, sino que no posee esos catorce.

En el 70 % de casos que derivan en cáncer son aquellos que tienen los virus 16 y 18, que son los de más alto riesgo. No significa que tenga cáncer, sino mucha posibilidad de desarrollar la enfermedad. En ese caso se realiza una colposcopía para estudiar más su caso.

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También sirve la prueba del papanicolaou, que determina si hay enfermedad, pero no dice si no hay enfermedad, aclaró Argote.

“La ventaja que tenemos ahora es que podemos identificar a tiempo, cuando está en etapa previa, incluso cuando está en etapa molecular y no hay daño en el cuello uterino. El médico va a poder corregir y no va a desarrollar la enfermedad”, insistió la especialista.

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Cuando hay síntomas, como dolor, ya es tarde. Por eso hay que ir cuando no hay síntomas, cuando se tiene 30 años de edad, y se hace la primera prueba molecular; luego, cada tres o cinco años, hasta los 65 años de edad, añadió. (I)