Probablemente sufra o haya sufrido en algún momento de su vida un episodio de dolor lumbar crónico. Con certeza habrá pasado un tiempo sin moverse, habrá tomado algún medicamento buscando alivio y puede que incluso haya acudido al médico o al fisioterapeuta. Quizás alguno de los dos le dijese que es mejor mantenerse activo y hacer ejercicio. ¡Si ellos supieran lo que duele… y lo que incapacita!