Los conflictos en el trabajo pueden ser parte de la cotidianidad de la jornada si así la persona lo permite: una nueva norma o un cambio de prioridades que van sumando puntos a la carga laboral. El ambiente puede generar reacciones negativas en el empleado y desatar un problema mayor.

¿Qué hacer? Aunque no se puedan cambiar las diferentes tareas que se otorgan, existe la manera de controlar las emociones para responder mejor ante el estrés laboral. Uno de los consejos más proporcionados por especialistas en reclutamiento es nunca actuar o decir algo cuando se está enojado.

Aprender a medir esas reacciones es importante para mantener un buen entorno de trabajo, tanto para el empleador como para los empleados. Expertos en Gestión de Recursos Humanos dan recomendaciones para enfrentar los retos laborales de una manera profesional.

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El primer paso es comunicar la inquietud

Karla Burgos, especialista en gestión de talento humano, aconseja informar las dudas o requerimientos al jefe directo. Para esto, dice, se necesita estar calmado. “Cada vez que hablemos debemos practicar la empatía, tanto para escuchar al otro como para responder, procurando cuidar nuestras palabras, porque pueden perjudicar relaciones a largo plazo”, explica Burgos.

El psicólogo Roger Valencia considera importante saber exactamente a quién acudir dependiendo de la molestia que se tenga. Si es un problema de liderazgo, un mal entendido con algún compañero o un malestar técnico (procedimientos innecesarios, horarios o trabajo disfuncional), asegura que lo correcto es acudir al jefe directo.

Si el problema involucra una invasión a la intimidad psicológica o física, lo recomendable, según Valencia, es comunicarlo al jefe de área y al gerente de Recursos Humanos.

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Establecer un mensaje claro

El trabajo en equipo y la correcta comunicación entre colaboradores mejora el ambiente laboral y, por ende, la producción, según expertos (imagen referencial). Crédito: Pixabay.

“Cuando se sepa a quién dirigirse, el mensaje debe ser el correcto. Para esto es necesario estar calmado, no eufórico, porque el mensaje se va a distorsionar. Procurar no hablar de personas, sino de cargos (...). Indicar cómo afecta esa molestia en su rendimiento”, detalla el máster en Gestión de Talento Humano.

La reclutadora María José Zavala añade que mantener un lenguaje respetuoso permitirá aclarar la inconformidad y posteriormente abrirá la puerta a una potencial solución debido a la correcta comunicación.

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“Esto puede ayudar a construir mejores relaciones con los compañeros de trabajo, pero para ello hay que tener predisposición al cambio y capacidad de adaptación. La resiliencia es una de las habilidades que evaluamos los reclutadores por las situaciones de tensión que suelen aparecer en el entorno laboral”, sostiene la gerente de Empleat, asesoría de empleabilidad.

También importa lo que sucede en casa

La recomendación de Burgos para los empleados, cuando estos presenten dificultades personales, es no cargar solos con el conflicto y buscar una pronta solución a sus necesidades, no dar largas a los asuntos. El bienestar familiar y personal, insiste la profesional, influye en el rendimiento laboral.

“Si se trata de un tema familiar que puede exponerse, se deben comunicar a su jefe o al Departamento de Recursos Humanos las causas de su preocupación, en busca de ayuda. Las empresas están sujetas por ley a cumplir con programas de prevención de riesgos psicosociales, entre los que constan los relacionados al contexto familiar y social del empleado”, comenta.

Por su parte, Zavala manifiesta que la empresa puede respaldar al trabajador con toma de vacaciones adelantadas, licencias, entre otros apoyos para que pueda resolver sus problemas personales. “La relación laboral debe basarse en la confianza. Si estamos pasando por un momento difícil, debemos informar al jefe directo para que esté en conocimiento de la situación”, recomienda.

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Practicar la empatía

"Ponerse en los zapatos del otro" puede ayudar a los jefes a dimensionar la realidad que vive cada colaborador. Eso recomiendan expertos en temas laborales para conocer posibles problemas que afectan el rendimiento en el trabajo (imagen referencial). Crédito: Pixabay.

Valencia resalta que entender que todos somos diferentes y que a la vez podemos experimentar similares situaciones ayuda a mejorar la inteligencia emocional. “Lo que para unos no es algo tan importante, para otros puede marcar una gran diferencia. Ser empáticos con el otro ayuda a tratarnos mejor y evita muchísimos malentendidos y disputas”, explica.

También están las prácticas de motivación y automotivación, como herramientas de superación en tiempos difíciles, añade Zavala, ya que ayudan a mantener a raya ciertas emociones negativas. Para esto, dice, es importante que tanto el empleador como el empleado mantengan una dinámica constante de inclusión.

Los empleadores también deben manejar una inteligencia emocional

El empleador, comenta Burgos, debe evaluar de manera periódica las particularidades de cada cargo, analizar la distribución correcta de tareas y el cumplimiento de procesos. Esto con el fin de evitar molestias o inquietudes en los empleados, que —en la mayoría de casos— se dan por un desconocimiento del jefe sobre la situación de su equipo.

“Si se quiere conocer mejor al trabajador en algún aspecto en particular, siempre habrá alguna prueba psicométrica que se pueda realizar, con altos grados de confiabilidad; y también existen los assessment center, con juegos de rol (serie de ejercicios en donde se prueban las habilidades) y situacional para ver en vivo y en un ambiente controlado las reacciones de las personas”, sugiere Valencia.

Por otro lado, Zavala enfatiza la importancia de recordar el día de aniversario de los colaboradores, festejar los cumpleaños, contar con flexibilidad de horarios, en la medida de lo posible, y ofrecer charlas motivacionales, que podrían considerarse detalles banales, pero son significativos para muchos de los miembros de la organización. (I)