La pandemia del COVID-19 no da tregua. Durante más de un año los científicos y médicos han estado luchando contra el coronavirus SARS-CoV-2, pero la aparición de nuevas variantes aparentemente más contagiosas y el relajamiento ciudadano han hecho que la propagación siga adelante.
Fue en China donde se ubicó por primera vez a este virus. Pacientes con tos, fiebre y neumonía en los casos más graves: esos eran los síntomas más comunes. Pero, con el pasar el tiempo, se descubrió que este virus podía desarrollar muchos más efectos. Además, aparte de las vacunas, en un principio los médicos empezaron a probar medicamentos existentes contra la enfermedad, generalmente usados contra otros padecimientos, para analizar si tenían efecto contra el COVID-19; mientras que en laboratorios se prueban otros nuevos.
Sintomatología
Al inicio de la pandemia, entre el amplio abanico de síntomas del coronavirus que conocemos actualmente, los más comunes eran fiebre, tos y pérdida del gusto u olfato. Ahora, un nuevo estudio, publicado en International Journal of Audiology, muestra que el coronavirus también puede afectar al oído con la pérdida de audición, los vértigos o el acúfeno.
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Los investigadores creen que estos síntomas auditivos del coronavirus podrían deberse a que el coronavirus esté dañando directamente los tejidos del sistema auditivo. Otra teoría con mucho peso es que sea una consecuencia del estrés. Tanto el estrés como la ansiedad suelen relacionarse frecuentemente con el acúfeno.
En todo caso, la Organización Mundial de la Salud (OMS) tiene un registro de los actuales síntomas del COVID-19.
Síntomas más habituales:
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- Fiebre
- Tos seca
- Cansancio
Otros síntomas menos frecuentes y que pueden afectar a algunos pacientes:
- Pérdida del gusto o el olfato
- Congestión nasal
- Conjuntivitis (enrojecimiento ocular)
- Dolor de garganta
- Dolor de cabeza
- Dolores musculares o articulares
- Diferentes tipos de erupciones cutáneas
- Náuseas o vómitos
- Diarrea
- Escalofríos o vértigo
Entre los síntomas de un cuadro grave de COVID-19 se incluyen:
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- Disnea (dificultad respiratoria)
- Pérdida de apetito
- Confusión
- Dolor u opresión persistente en el pecho
- Temperatura alta (por encima de los 38 °C)
Otros síntomas menos frecuentes:
- Irritabilidad
- Merma de la consciencia (a veces asociada a convulsiones)
- Ansiedad
- Depresión
- Trastornos del sueño
- Complicaciones neurológicas más graves y raras, como accidentes cerebrovasculares, inflamación del cerebro, estado delirante y lesiones neurales
Tratamientos
Hasta ahora no existe un tratamiento específico para el COVID-19, si bien desde el inicio de la pandemia se han registrado en el planeta no menos de 2.700 ensayos clínicos de tratamientos experimentales contra la enfermedad. Estas pruebas involucran a humanos.
Hasta la fecha, alrededor de 1.600 ensayos están reclutando voluntarios o ya han completado esta etapa de experimentos, ya sea con medicamentos, algunos tipos de vacunas e incluso terapias alternativas, detalla la BBC. Las agencias sanitarias exigen ensayos clínicos para demostrar la seguridad y eficacia de un tratamiento y su posterior registro y comercialización.
Al no existir fármacos específicos para la enfermedad, la OMS detalla que la atención de apoyo óptima incluye la administración de oxígeno para los pacientes muy graves y las personas en riesgo de presentar un cuadro grave de la enfermedad, y apoyo respiratorio más avanzado, como ventilación mecánica, para los pacientes en estado crítico.
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La dexametasona es un corticosteroide que puede ayudar a reducir el tiempo que el paciente pasa con un respirador y salvar vidas de pacientes que presentan cuadros graves o críticos.
Además, los resultados del ensayo Solidaridad han indicado que las pautas de tratamiento con remdesivir, hidroxicloroquina, lopinavir/ritonavir e interferón parecían tener poco o ningún efecto en la mortalidad a 28 días o en el curso hospitalario del COVID-19 entre pacientes hospitalizados.
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Por otra parte, recientemente la farmacéutica estadounidense Regeneron informó que su cóctel de anticuerpos monoclonales contra el COVID-19 REGEN-COV redujo un 81% el riesgo de infecciones sintomáticas en un estudio, lo que podría ayudar en la prevención para personas no vacunadas.
En el ensayo, que aún no ha sido sometido a una revisión de pares, participaron 1.505 personas sanas y sin anticuerpos que vivían en el mismo hogar que otra persona infectada con el coronavirus, y que recibieron una dosis del tratamiento o un placebo.
Después de un mes, solo un 1,5% de los pacientes en estudio que habían recibido REGEN-COV se contagiaron de COVID-19 frente al 7,8% de los que habían recibido placebo, lo que supone una reducción del riesgo del 81%, de acuerdo a los datos.
En todo caso, la OMS no recomienda automedicarse con ningún fármaco, incluidos los antibióticos, para prevenir o curar el COVID-19. En Ecuador, el Ministerio de Salud Pública aplica el tratamiento de COVID-19 con base en el Consenso Multidisciplinario informado en la evidencia sobre el tratamiento de COVID-19. (Recomendaciones para el tratamiento hospitalario de la COVID-19 en pacientes adultos)
Transmisión y prevención
Al ser el SARS-CoV-2 un nuevo coronavirus, al principio de la pandemia tampoco se sabía cómo se transmitía el virus. Ahora se conoce que la transmisión se da principalmente cuando una persona infectada está en contacto cercano con otra persona, indica la OMS.
El virus se puede propagar a través de pequeñas partículas líquidas expulsadas por una persona infectada a través de la boca o la nariz al toser, estornudar, hablar, cantar o resoplar. Esas partículas líquidas tienen diferentes tamaños, desde las más grandes gotículas respiratorias hasta las más pequeñas, llamadas aerosoles.
Otras personas pueden contraer el COVID-19 cuando el virus entra por la boca, la nariz o los ojos, algo que puede ocurrir con mayor probabilidad si las personas están en contacto directo o cercano (menos de un metro de distancia) con una persona infectada.
Los datos actuales sugieren que el virus se propaga principalmente por medio de gotículas respiratorias entre personas que están en contacto cercano. De allí que las autoridades han instado a la población al uso de la mascarilla y que se aplique el lavado de manos, así como el distanciamiento físico.
La transmisión por aerosoles puede producirse en entornos específicos, sobre todo en espacios interiores, abarrotados y mal ventilados en los que personas infectadas pasan mucho tiempo con otras, por ejemplo, restaurantes, prácticas de coro, clases de gimnasia, clubes nocturnos, oficinas o lugares de culto. Actualmente se están realizando más estudios para comprender mejor las condiciones en las que se produce la transmisión por aerosoles fuera de los centros médicos.
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La OMS indica que el virus también se puede propagar cuando personas infectadas estornudan o tosen sobre superficies u objetos tales como mesas, picaportes o pasamanos, o tocan esas superficies. Otras personas se pueden infectar al tocar esas superficies contaminadas y luego tocarse los ojos, la nariz o la boca sin antes haberse lavado las manos.
Por su parte, los Centros para el Control y la Prevención de Enfermedades (CDC, en inglés) de EE. UU. aseguraron que lavar las superficies con agua y jabón es suficiente para reducir el número de contagios de COVID-19, por lo que no hace falta usar productos desinfectantes.
Hasta ahora, los CDC recomendaban a los estadounidenses usar productos químicos para desinfectar aquellas superficies que se tocan con regularidad, como las mesas, interruptores y pomos de la puerta; pero ahora actualizaron sus normas y dejaron claro que limpiar con agua y jabón es suficiente.
“La gente puede infectarse con el virus que causa el COVID-19 si toca objetos o superficies contaminadas. Sin embargo, las pruebas muestran que el riesgo de transmisión a través de esta vía es bajo”, dijo en una rueda de prensa la directora de los CDC, Rochelle Walensky.
Además, explicó que limpiar regularmente con agua y jabón las superficies sirve para quitar los gérmenes, aunque no los mata, como sí hacen los productos químicos.
En cualquier caso, según Walensky, el agua y el jabón son suficientes para reducir el riesgo de infección, lo que puede hacer más fácil la limpieza de viviendas, establecimientos comerciales y escuelas. (I)