Las vacaciones escolares son sinónimo de tiempo libre para los niños. Mucho tiempo libre en sus manos, de hecho. En ese espacio, no es de sorprender que los pequeños de la casa llenen su días con dispositivos electrónicos: televisión, celulares, tabletas o consolad de videojuegos, que son vistos como recursos inmediatos de entretenimiento.
No obstante, el uso excesivo de pantallas resulta alarmante, debido a los impactos en el desarrollo físico, social y emocional de los menores, especialmente cuando sustituye el juego, la exploración o la interacción cara a cara.
Según el estudio El dilema digital: La infancia en una encrucijada de Qustodio (2024), los niños pasan un promedio de 4 horas al día frente a pantallas fuera del tiempo escolar, el doble de lo recomendado por la Organización Mundial de la Salud (OMS).
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El problema de las pantallas para los niños
Pasar demasiado tiempo frente a las pantallas puede provocar problemas emocionales y de comportamiento en los niños, y esos problemas pueden llevar a un uso aún mayor de las pantallas, concluye una investigación publicada recientemente por la Asociación Estadounidense de Psicología (2025).
“Los niños pasan cada vez más tiempo frente a las pantallas, para todo, desde entretenimiento hasta tareas escolares y mensajes con amigos”, afirmó el Dr. Michael Noetel, profesor asociado de la Facultad de Psicología de la Universidad de Queensland y uno de los autores del estudio.
El informe revisó sistemáticamente y metaanalizó 117 estudios que abarcaban datos de más de 292.000 niños menores de 10 años, en todo el mundo. El estudio analizó actividades como redes sociales, videojuegos y ver televisión, y siguió a los participantes durante al menos seis meses.
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Los hallazgos principales revelan una relación bidireccional. Por un lado, cuanto más tiempo pasaban los niños frente a la pantalla, más probabilidades tenían de desarrollar problemas socioemocionales, tanto internos (ansiedad, depresión) como externos (agresión, hiperactividad). Por otro lado, los niños que ya tenían estos problemas tendían a usar más las pantallas como un mecanismo de afrontamiento.
Factores como la edad y el género influyeron en esta relación. Los niños mayores (6 a 10 años) eran más vulnerables a desarrollar problemas con el uso excesivo de pantallas que los más jóvenes. Además, las niñas eran más propensas a desarrollar problemas socioemocionales, mientras que los niños tendían a aumentar el uso de pantallas cuando enfrentaban dificultades emocionales.
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Alternativas de entretenimiento diferente a las pantallas
Ante ese escenario, promover alternativas lúdicas que estimulen la creatividad, el movimiento y la autonomía se vuelve una prioridad para las familias y los entornos educativos.
“El juego libre, las manualidades, la lectura compartida o simplemente salir al parque pueden tener un impacto muy positivo en la forma en la que los niños se relacionan consigo mismos y con su entorno”, explica Rosario Jiménez, Gerente de educación de Innova Schools.
Las vacaciones no deben ser sinónimo de inactividad ni de desconexión con el aprendizaje. Lejos de las pantallas, hay múltiples formas de potenciar el desarrollo integral de los niños mediante el juego, la curiosidad y la imaginación. A decir de Jiménez, entre los beneficios de priorizar actividades lúdicas activas, frente al uso excesivo de dispositivos, están:
- Desarrollo de la motricidad fina y gruesa.
- Fortalecimiento de habilidades socioemocionales y del lenguaje.
- Estimulación del pensamiento creativo y la resolución de problemas.
- Mejora en la atención, la autorregulación emocional y la convivencia familiar.
En ese sentido, la especialista ilustra cinco tipo de actividades que se pueden realizar para disfrutar de unas vacaciones sin pantallas:
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- Actividades deportivas: correr, trepar, saltar la cuerda, caminatas y visitas a parques.
- Talleres caseros de arte: collage, plastilina, reciclaje creativo, pintura con manos y materiales naturales.
- Lectura recreativa: crear un rincón de lectura en casa, inventar cuentos en familia o dramatizar historias.
- Juegos de roles: jugar a la tienda, al médico, a ser chef o arqueólogo con materiales del hogar.
- Proyectos personales: sembrar una planta, construir un diario ilustrado o preparar una receta saludable.
Reducir el tiempo frente a las pantallas no implica prohibir, sino abrir posibilidades. Las vacaciones pueden ser una oportunidad para recuperar lo esencial: el juego libre, la convivencia, la exploración sin prisa y el vínculo afectivo. “Apostar por actividades lúdicas es también una forma de educar en libertad, creatividad y salud”, puntualiza la educadora.
Consejos para limitar el tiempo de los niños frente a las pantallas
El tiempo de pantalla hace referencia al tiempo de uso de teléfonos celulares, tabletas, televisores o dispositivos de videojuegos. Dentro de ese tiempo, puede incluirse enviar mensajes de texto, mirar videos o películas, jugar, hacer tarea y navegar por internet.
¿Cuánto tiempo de pantalla es demasiado para los hijos? “Siempre les decimos a los padres y las madres que intenten vigilar el contenido digital de sus hijos, que intenten limitarlo, para asegurarse de que no afecte la calidad de su sueño, desempeño escolar o estado de ánimo”, sostiene la doctora Nusheen Ameenuddin, pediatra de Mayo Clinic y miembro de la Academia Estadounidense de Pediatría.
“Cualquier cosa que afecte la calidad de sueño de sus hijos, cualquier cosa que afecte su estado de ánimo, cualquier cosa que afecte su rendimiento académico puede considerarse uso excesivo”, explica la especialista.
También señala que los padres, las madres y los cuidadores adultos conocen a sus hijos y probablemente sean quienes mejor saben cuánto es excesivo y cuánto no lo es. Si usted tiene inquietudes, la doctora aconseja que hable con el pediatra o el equipo de atención médica de su hijo.
En específico, la OMS recomienda que los menores de dos años tengan cero tiempo de exposición a pantallas; hasta los 4 años, no más de una hora diaria de tiempo sedentario frente a pantallas (cuanto menos, mejor); a partir de los 5 años, hasta los 17, aconseja no pasar más de dos horas y sugiere a los padres priorizar el juego activo, la interacción con cuidadores y un buen descanso en lugar del tiempo frente a pantallas.
Bajo ese paraguas, la médica Ameenuddin presenta algunas maneras de establecer hábitos saludables con respecto al tiempo de pantallas.
- Comunicarse: hable de manera honesta con sus hijos sobre los videojuegos y el contenido que ven en línea.
- Establecer momentos sin pantallas: designar períodos en los que no se usarán pantallas, por ejemplo, durante las comidas y una hora antes de dormir.
- Cargar fuera de la habitación: promueva que los dispositivos se carguen fuera de la habitación, para propiciar un mejor sueño.
- Dar el ejemplo: demuestre hábitos saludables respecto al uso de pantallas, como poner su celular en “No molestar” durante el tiempo que comparte con su familia y en la cena.
Los investigadores de la Universidad de Queensland sugieren que los padres sean cautelosos con el tiempo y el contenido de las pantallas. El estudio subraya la necesidad de un enfoque equilibrado, que no solo restrinja las pantallas, sino que también ofrezca apoyo emocional a los niños. Este análisis no descarta completamente la influencia de otros factores, como el estilo de crianza, que de igual modo podría influir tanto en el uso de la pantalla, como en los problemas emocionales. (F)