Los adultos tienen diversas necesidades y diferentes formas de afrontar las situaciones de estrés. A los niños les ocurre lo mismo, aunque a veces se los subestime.

Algunos niños han afrontado bien las restricciones y el cierre de las escuelas a causa de la pandemia por COVID-19. Pero para otros, ha sido un reto enfrentarse a todos los cambios y a la incertidumbre. Algunos niños volverán a clases después de haber vivido situaciones de estrés, ansiedad, aislamiento y dolor. Otros quizás hayan experimentado un aumento de la violencia en sus hogares, declara el Fondo de las Naciones Unidas para la Infancia, Unicef.

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Los docentes y el personal de la escuela son fundamentales para apoyar la transición de los niños a las clases presenciales, especialmente después de un cierre de escuelas tan prolongado.

Además de seguir utilizando las diferentes habilidades que los docentes han estado usando para asegurar el aprendizaje y el bienestar emocional de sus estudiantes mientras las escuelas estaban cerradas, las siguientes sugerencias pueden ser útiles para la reapertura.

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1. Escuche las preocupaciones de los estudiantes

La pandemia por COVID-19 y el cierre de escuelas afectaron la salud mental y el bienestar de muchos niños, niñas y adolescentes. Como docentes, es esencial escuchar las preocupaciones de los estudiantes y demostrar comprensión y empatía.

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Ofrezca a sus estudiantes la oportunidad de tener una conversación individual con usted para reconectar y conversar de cualquier preocupación que pueda haber surgido durante el cierre de escuelas. Si un niño o niña comparte algo que es particularmente preocupante, por favor siga los protocolos de los sistemas de protección vigentes.

2. Verifique cómo está cada niño y niña

Antes de enseñar un nuevo contenido académico a los estudiantes, los docentes y el personal de la escuela deben tomarse el tiempo necesario para comprobar cómo están los niños.

Algunos niños volverán a clases después de haber vivido situaciones de estrés, ansiedad, aislamiento y dolor.

Recuerde que al principio los niños pueden tener dificultades para concentrarse o pueden necesitar más tiempo para volver a la rutina del aprendizaje. Ofrezca oportunidades para que los niños hagan descansos, se muevan y vuelvan a conectar con sus amigos y compañeros.

3. Proporcione a los niños información precisa sobre COVID-19

A medida que los niños regresan a la escuela, pueden tener diferentes pensamientos y preguntas sobre el COVID-19. Los niños quieren y necesitan información objetiva. Utilice recursos amigables para los niños y aptos para su edad disponibles en su país o región que se basen en pruebas científicas para responder con precisión a las preguntas de los niños sobre COVID-19.

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Si bien es importante reconocer la magnitud de lo que está ocurriendo a nivel mundial, asegúrese de enfatizar todos los esfuerzos realizados y las precauciones tomadas para reducir los riesgos en los planes de reapertura de las escuelas. No olvide recordar a los niños los protocolos de seguridad de la escuela, incluyendo qué hacer si se detecta un caso de COVID-19 en el aula.

4. Pida sugerencias a los niños sobre cómo crear un aula acogedora, segura y cómoda

Involucre a los niños en el propósito de hacer que el salón de clases sea un espacio acogedor, seguro y cómodo. Al hacerlo, asegúrese de respetar los procedimientos de bioseguridad de la escuela y de utilizar los recursos materiales disponibles.

Los niños pueden aportar sugerencias; ayudar a decorar las paredes del salón con mensajes coloridos y acogedores y trabajar en pequeños grupos para que puedan apoyarse mutuamente para ponerse al día en el aprendizaje. Hágales saber que apoyarse mutuamente les ayudará a salir adelante juntos.

Recuerde elogiar a los niños por sus contribuciones y esfuerzos. Los docentes pueden fomentar los sentimientos de seguridad y protección interactuando y desarrollando relaciones positivas con cada estudiante y utilizando rutinas durante el día para ayudar a los niños a sentirse seguros y protegidos.

5. Esté atento a cualquier señal de alerta en el comportamiento del niño

Esté atento a los cambios en el comportamiento de los niños. Si observa cambios significativos en el comportamiento de un estudiante y estos persisten en el tiempo, impidiéndole aprender o jugar, por favor siga el protocolo de la escuela y/o busque apoyo y orientación adicional. Los docentes pueden proporcionar una gran ayuda si sienten que un niño tiene dificultades.

Trabajen en pequeños grupos para que puedan apoyarse mutuamente y ponerse al día en el aprendizaje.

Sin embargo, se debe buscar asistencia adicional y remitir a los niños a los servicios de protección de la infancia, a los médicos de atención primaria o a los profesionales de la salud mental, si cree que el niño necesita ayuda especializada.

Si a un niño le resulta difícil aprender o concentrarse, continúe proporcionando apoyo en su aprendizaje y orientación adicional, y si es necesario, vaya a un ritmo más lento.

6. Fomente el juego y el deporte para promover la interacción entre los estudiantes

En muchos países los niños han seguido estrictas medidas de distancia física y se les ha impedido utilizar los patios y otros espacios públicos para jugar e interactuar con sus compañeros. Asegúrese de que cuando los niños vuelvan a la escuela tengan oportunidades para socializar, jugar e interactuar con sus compañeros, a quienes han extrañado durante tanto tiempo. Tenga presente los protocolos de seguridad de cada escuela.

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7. Dé ejemplo con su comportamiento en momentos de estrés: sea calmado, honesto y afectuoso

Los docentes pueden ser modelos positivos para sus estudiantes. Los niños observarán sus comportamientos y aprenderán de las habilidades que utiliza a diario para enfrentarse a situaciones de estrés. Sea tranquilo, honesto y atento, y enséñeles a los niños a tener una actitud positiva.

8. Cuídese y conozca sus límites

La enseñanza puede ser una profesión extremadamente estresante, sobre todo durante estos tiempos. Asegúrese de proteger su propia salud física y mental. Mantenga unos hábitos saludables de alimentación y sueño, descanse, haga ejercicio, conecte con sus amigos, su familia y sus colegas. Recuerde buscar apoyo si experimenta sentimientos significativos de angustia.

¿Y qué hay de los profesores universitarios?

En Estados Unidos, las universidades están intentando integrar estrategias de aprendizaje remoto y herramientas que puedan usarse también en forma presencia, como el pizarrón interactivo.

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Erin Horne, decana asistente de la Escuela de Educación de la Universidad Estatal de Carolina del Norte, explicó a la AP que, además, han estado dedicando tiempo al aprendizaje social y emocional y a la atención informada del trauma.

Estos temas están recibiendo cada vez más atención. En la Universidad Estatal de Pensilvania se ha incorporado más discusiones sobre salud mental y emocional en los seminarios dedicados a los candidatos a profesores.

La Universidad Washington en San Luis ha empezado a pedir a sus aspirantes a maestros que elaboren planes específicos de cómo practicar el autocuidado y evitar el desgaste mientras enseñan.

La Federación Americana de Profesores, a través de su presidenta Randi Weingarten, opinó que los programas de preparación continuarán proveyendo a los docentes de herramientas digitales, socioemocionales y de instrucción basada en el trauma.

La federación recientemente dio inicio a un muy solicitado curso de desarrollo profesional en instrucción en el manejo del trauma. (F)