Casi todas las semanas durante los últimos dos años, el periodista Jason Cherkis, radicado en Washington D. C. (Estados Unidos), ha conversado por teléfono con un director de prevención del suicidio del sistema de salud en Estados Unidos, para revisar casos de suicidios como parte de una investigación para un libro que está escribiendo sobre esta problemática. Pronto notó que, con demasiada frecuencia, los problemas de estos pacientes comenzaron con un trauma infantil y terminaron con privación económica.

Aquí un extracto de su artículo de opinión publicado para The New York Times, en el que detalla algunas investigaciones que muestran que existe una conexión entre la capacidad de las personas para pagar el alquiler cada mes y su salud mental:

La asociación entre salarios mínimos más altos y menos suicidios podría deberse en parte a la reducción de dificultades financieras que se sabe causan un estrés significativo.

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Óscar Jiménez-Solomon, investigador del Instituto Psiquiátrico del Estado de Nueva York y del Centro de Pobreza y Política Social (CPSP, por su sigla en inglés) de la Universidad de Columbia, afirmó que los sueldos bajos pueden traer como resultado la incapacidad de satisfacer necesidades básicas, pagar deudas y hacer planes. “Estas condiciones pueden hacer que una persona se sienta completamente bajo asedio, llena de vergüenza y desesperanza y, en última instancia, vulnerable a pensar que no hay salida”, dijo. “Los aumentos del salario mínimo pueden salvar vidas”.

Disminuir el estrés financiero del hogar también podría fortalecer la salud mental dentro de las familias. De 2005 a 2010, Carolina Hausmann-Stabile, profesora adjunta de trabajo social en Bryn Mawr College, entrevistó a niñas de 11 a 18 años en la ciudad de Nueva York que estaban recibiendo servicios de salud mental tras intentos de suicidio. Su trabajo mostró cómo las niñas de familias inmigrantes se veían afectadas por el estrés financiero y los padres ausentes que tenían más de un trabajo.

“El tema de la desigualdad y la pobreza fue algo que erosionó el bienestar de sus familias de una manera que impactó directamente el bienestar de las niñas y trajo como resultado comportamientos suicidas”, me dijo Hausmann-Stabile. Muchas de las niñas a las que entrevistó dijeron que sentían que eran una carga o que sus futuros estaban condenados a la rutina desgastante del salario mínimo, aunque soñaran con metas más grandes.

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Los empleos de salario mínimo suelen ser los primeros empleos de las personas o trabajos de último recurso. Los Gobiernos deben entender que aumentar el salario mínimo se trata de algo más que darles a estos trabajadores un pago ligeramente mejor. Significa mejorar la salud mental nacional y enviar el mensaje claro de que la vida de los trabajadores con salarios bajos es valiosa.