Este sábado 28 de junio, las familias que viven con el autismo podrán escuchar al joven Pau Brunet, conocido en redes como @paupautista, así como a un grupo de especialistas en la charla “Abriendo corazones”, organizada por la comunidad Juntos en el Espectro. Será a las 10:00 en Mall del Sol, en Guayaquil.
Pau, un chico de 12 años elocuente y asertivo, llegó a Ecuador con su padre, Félix, en lo que constituye su primera visita a Sudamérica, algo en lo que reflexiona a pocas horas de estar en el país, procedente de la ciudad de Girona, España.
Acaba de terminar la escuela y se alista a ir al instituto (la secundaria). “Es un cambio que a lo mejor me puede costar, pero estoy feliz de tener nuevas experiencias”, comparte. “Es un poquito liado para mí, porque ya tenía las rutinas hechas los últimos nueve años y ahora se me van a cambiar”. Es que para Pau, como autista, las rutinas son importantes.
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Y la historia de cómo decidió entrar a Instagram, al vertiginoso mundo virtual, tampoco es de un impulso, sino de preparación. Él tenía el deseo de ser youtuber, pero lo fue afinando junto con su padre y su terapeuta. Así hicieron el primer video y decidieron que sería un proyecto educativo.
Tienen más de un millón de seguidores, pero los dos Brunet aseguran que no están fijándose en eso. “Nos fijamos en los mensajes que recibimos y la gente que nos escribe diciendo que los hemos ayudado. Intentamos contestar todo lo que podemos, aunque recibimos más de 3.000 mensajes al día”, explica Félix. “Pero no es un tema de números. Hacemos todo lo que podemos”, dice, y Pau está de acuerdo.
Y ahora que el canal existe y está en marcha, Pau dice que no tiene un sueño en mente. “Trato mi vida como es, juego videojuegos como cualquier niño de mi edad, todo el día”, confiesa.
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Y tiene dos amigos, afirma con seriedad. “Me ha costado mucho porque los dos son neurodivergentes, además. Admite que uno de sus desafíos es socializar en persona. En redes puede tomarse su tiempo en pensar la respuesta. Pero la presencialidad tiene una cierta inmediatez. “Me cuesta bastante”, admite, pero para eso está su terapeuta, que sabe cómo guiarlo sin juzgarlo.
Su vocabulario y rapidez para contestar parecerían indicar lo contrario. “Es que yo hablo mejor con los adultos, comprenden términos más complejos, y también se tardan lo suyo en responder, en pensar. Los niños te juzgan más, les interesa más el fútbol y otras cosas”. Confiesa que el fútbol no le gusta “nada”, y a pesar de eso en julio va a entrevistar a Marc Cucurella, el defensa del Chelsea F. C. ¿Por qué?
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“Porque Cucurella tiene un hijo autista”, señala Félix. “Y nos escribió y nos dijo que quería una entrevista con Pau”.
“Estamos haciendo divulgación para una minoría, pero estamos contentos”
Pau Brunet fue diagnosticado a los 6 años, pero se enteró a los 7. Durante ese año, explica con soltura, sus padres vivieron un proceso de duelo (detalla las etapas, negación, ira, negociación, depresión, culpa, aceptación y aprendizaje). Él, en cambio, solo ha vivido desde entonces el aprendizaje de lo que son el autismo y la neurodivergencia.
No necesitó duelo porque el diagnóstico no cambió su vida en nada. “A mis padres sí les ayudó mucho, porque pudieron encontrar un nombre a lo que yo tenía y pudieron buscar medicamentos, terapia, alimentación, de todo”.
Este es el chico que quiere compartir con las familias de Ecuador una charla sobre el autismo desde el punto de vista familiar. Creen que es una temática que al momento le interesa a muy poca gente.
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“Al final, estamos haciendo divulgación para una minoría de la población, ¿no? Pero estamos contentos”, asegura Félix.
El mensaje que llevan se centra en que:
- No todas las personas neurodivergentes son iguales. “No porque hayas visto que uno tiene unos rasgos, el otro tiene que tener los mismos”, establece Pau.
- La neurodivergencia no es una enfermedad. Es una forma de ser.
- La persona neurodivergente necesita conocerse, cuáles son sus debilidades, fortalezas y necesidades, para así obtener apoyo de profesionales, empatía y respeto.
- Hay que normalizar y visibilizar la neurodivergencia. “Igual que hay personas de pelo rubio o de pelo moreno, hay personas altas y personas bajas, pues hay también personas neurodivergentes o neurotípicas”, dice Pau.
“Ha habido lucha en el tema de las discapacidades de movilidad, se han hecho lavabos adaptados y rampas para sillas de ruedas, pero para las discapacidades invisibles se está haciendo muy poco”, comenta Félix. ¿Qué podría hacerse? “Pues un espacio tranquilo. Por ejemplo, los supermercados pueden hacer una hora al día sin ruido, con las luces más tenues. Es cuestión de que la gente vaya aprendiendo”.
Pau piensa en otras maneras que tienen que ver más con la interacción. ¿Lo peor que puede hacer una persona neurotípica al tratar con un neurodivergente? “Tratarlos como tontos, como si no entendieran. Y yo entiendo lo mismo que usted. Me sabe mal que nos traten así, incluso a los autistas no verbales. Que no hablen no significa que escuchen o que no entiendan”.
Usted puede recibir más información sobre la conferencia, en la que también intervendrá el especialista en medicina integrativa José Alberto Hidalgo, al 099-805-2895. (F)